“Los domingos mueren más personas” por Pilar Sanjurjo

Crónica de la película Los domingos mueren más personas.

En la siguiente crónica de Pilar Sanjurjo sobre la película “Los domingos mueren más personas” se retratan distintos aspectos de la coyuntura. Así como también nociones centrales que atraviesan al film en su constitución. Aparecen, por ejemplo, el hombre sin atributos, la soledad, el recorrido de un personaje a otro, entre otras cosas.

La crónica

Es domingo y son aproximadamente las siete de la mañana. Quisiera culpar al despertador por mi prematuro amanecer, pero no puedo, ayer antes de dormir procuré desactivarlo con el fin de poder descansar todas esas horas que durante la semana se me escapan. Sin embargo, acá estoy, despierta, con los ojos perturbados como manecillas de un reloj. Mi novio, no por mucho tiempo, continúa dormido.

Me inyecto de lleno al celular, y me encuentro, después de mucho deslizar con la inercia de mis dedos aun conservando su falta de movimiento matutino, con una publicación en el instagram del Cine Gaumont. Es sobre una película que me había llamado la atención por su nombre y por el actor que la protagoniza: Iair Said. No recuerdo de donde tengo su cara, en que otras producciones lo vi, pero me es familiar.

El horario de la película es a las 13:45. Un horario peligroso para salir en verano, donde el sol altivo y magnánimo se encuentra, en el mejor de los casos, con una digestión en proceso o con una hambruna trabajando lentamente en los neurotransmisores de los que dependen de alguna forma la apreciación que podamos tener del film.

Ningún argumento termina de ser convincente para negarnos a asistir a la función. Busco algo más de información sobre la película y descubro que el protagonista, Iair Said, es además su director. Me gusta ver a los directores actuar o a los actores dirigir.

Sentada en el Gaumont

En el cordón de butacas detrás hay tres chicos. Reconozco sus voces de la fila, sus conversaciones me parecen pretenciosas e inocuas. Mientras decido cuál es es el que peor me cae, las luces empiezan su tenue bostezo y con ellas los susurros ceden a la imagen.

La última vez que fui al Gaumont en verano no había aire acondicionado, pero esta vez sí. Pronto me hará sentir demasiado frío, así de esta forma los 74 minutos que dura la película transcurren lentamente.

Una coproducción

Es una coproducción entre Argentina, Italia y España. El film comienza y nos muestra a David llorando en  un cuarto de hotel en Europa, (región en donde reside desde hace poco tiempo ya que se encuentra haciendo una maestría). Nuestro protagonista parece estar atravesando una ruptura dolorosa y unilateral. Abrupta. Así, en estas condiciones el protagonista vuelve a Buenos Aires para el funeral de su tío.

¿De qué va Los domingos mueren más personas?

La película, desde el principio, busca transitar estos momentos dolorosos marcados por la soledad y el abandono (elementos centrales de la historia) desde una mirada que recorta el lado más patético y, quizás por eso mismo, humano y humorístico de dichas situaciones.

A través de escenas, que generan risa por la incomodidad que el personaje construye, casi como un reflejo para el espectador, la historia nos invita a empatizar con alguien que dice poco, hace poco y parece reflexionar aún menos. Su tránsito de una escena a otra ocurre con mínima incidencia en su entorno, como si estuviera atrapado en una inercia difícil de romper.

El hombre sin atributos en Los domingos mueren más personas

Como el hombre sin atributos de Robert Musil, el protagonista se perfila como un antihéroe: sin objetivos claros y sin demasiada empatía hacia quienes lo rodean. Sin embargo, es precisamente esa falta de dirección lo que lo vuelve tierno y genuinamente doloroso. Su desconexión genera en el espectador un deseo profundo de verlo salir de ese estado, porque, ¿quién no sintió alguna vez esa misma inercia y vulnerabilidad? 

Si bien se trata de una película sobre la soledad, hay un aspecto fundamental que merece destacarse: su mirada sobre la vejez. La historia nos enfrenta al duelo en la vejez, a la soledad en la vejez, y al proceso de superación de ese duelo. A través de David, el protagonista, la película nos lleva también hacia Dora, su madre, quien hace un tiempo ha tomado la difícil decisión de desconectar a su esposo, el padre de David, luego de un largo período de internación.  

De un personaje a otro

Aquí se expone con sutileza la idealización con la que David percibe a su madre y su vínculo con su esposo. Él sufre su propia soledad y teme que nadie lo ame como su madre amó a su padre. Pero con el tiempo comprendemos que el verdadero gesto de amor no era la espera inquebrantable, sino la decisión de dejar ir. Decisión que solo puede tomar luego de que David visita a su padre en el hospital, demostrando que el gesto de amor de su madre era otro, estaba dirigido hacia él.

Los domingos mueren más personas, una crónica de Pilar Sanjurjo.

Para leer otra crónica de la autora

Trailer de la película:

Poesía, cine y actualidad.

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