
Nota de Moebius en la radio
(Lidia Rocha – Gerardo Curiá)
Poemas de Dolores Etchecopar
La casa más grande
“todo lo que el arte es capaz de hacer por el bien de la humanidad, la poesía de Dolores Etchecopar lo consigue”. María Malusardi
Cuando la noche es más oscura, quizás convenga hacer un gesto de silencio. Shh no hables tan fuerte, no hables tan rápido. La muerte siempre nos acecha. La advertencia tan tétrica nos paralizaría de terror, si no tuviéramos a mano una poesía que nos detenga o un bufón que nos arranque una carcajada, aunque en ello le vaya la vida.
Bienvenidos a la lectura de “No hables tan rápido delante de la noche”, de Dolores Etchecopar.
VII
tengo miedo y la risa lastimada
penas como luceros
insignificantes en el bramido
del gran dolor
todo sucedió tan rápido
que en mi boca sólo hay voces
tierras extrañas
donde un niño se tapa los oídos
XXX
la risa del bufón ríe
de la pulcritud de las sabidurías
ríe de las arengas
de las certezas tiránicas
cuando está por relamer sus heridas
la risa se adelanta y lo aparta
ríe de sus pequeñas caídas
y de su larga imparable caída ríe el bufón
después de la risa
sobreviene un silencio terrible
una soledad que estremece
y es entonces que en el frío cortante
como un árbol en invierno
el bufón extiende los brazos y se ofrece
al abrazo de todo lo que tiembla
lidia rocha
La imagen de tapa del libro es un bufón, como cabe esperarse: “Mi compañía, mi musa —lo llama Dolores. El bufón hace cosas disparatadas e impredecibles, abre el juego a los poemas que son bastante dramáticos. Es un antihéroe, que se ríe del poder que lo cobija”.
El diseño de tapa es una foto de una obra de Dolores, que también es pintora. “La pintura me permite una mayor impunidad. Puedo hacer cualquier disparate, lo acepto, lo dejo ser”. Así lo dice el poema del hurón y el ángel novia:
XXXVIII
en la paleta del pintor apareció un ángel
y casi en el acto
apareció un hurón
dos criaturas jamás vistas por el pintor
el ángel tanto podía ser un ángel
como una novia vestida con sudario
ninguno de los dos respira
pero tienen los ojos muy abiertos asombrados
al hurón le sobra cuerpo y le falta cabeza
quizá por ser cazador de conejos
necesita una cabeza pequeña para hurgar en las cuevas
y un torso largo para digerir conejos
el pintor se ve en apuros un asunto espinoso
trasladar apariciones del caos de la paleta
a la blancura de la tela
el hurón y el ángel-novia
expectantes siguen los vaivenes del pincel
llegar a la tela será para ellos
un continuo nacer
nadie recordará-ni siquiera el pintor
que alguna vez ellos fueron hurón
y ángel-novia
cuando al fin respiren
habrán llegado a la tela
allí donde ellos sólo serán -sin que se note
el secreto de cada mirada
Dolores Etchecopar
El hurón no es el único animal que aparece en un libro lleno de animales, los cuales, como el bufón, atenúan la tensión dramática y son compañeros de la voz narrativa en un mundo que a veces parece de fábula. Dice María Julia De Ruschi: “Los poemas de No hables tan rápido delante de la noche están construidos como pequeñas fábulas. Las fábulas o los cuentos tradicionales ´para niños´ encierran mucho espanto, como formas de conjurar el espanto”. Así lo entendemos en la serie del cordero y el lobo, que leí como una “crónica de una muerte anunciada”. Elijo uno de estos poemas:
XLV
el lobo salía de la iglesia
y elegía cada noche dónde dormir
mi madre preparaba con esmero para él una habitación
por si decidía pernoctar en nuestra casa
encerraba allí al cordero
que daba vueltas esperando algo
pero el lobo no elegía nuestra casa
fue así que con el correr del tiempo
nuestra hospitalidad tan en vano dedicada
a imaginar su visita
tomó la forma del lobo
y rondaba su ferocidad y su cautela
por toda la casa
entonces quise escabullirme y alcé al cordero
para salvarlo
salí corriendo con él
pedí refugio en la primera casa que abrió sus puertas
sus dueños nos dieron la habitación
que habían preparado para el lobo
que –dijeron- tampoco los visitaba
pero esa noche se presentó
y fue atendido con la cortesía
que los anfitriones tenían para él
el lobo entró a su habitación
me vio y vio al cordero
vaciló un instante y devoró al cordero
que yo había querido salvar
después vi que se acercaba
esbelto como un ángel negro
su pelaje radiante
en mis brazos se ovilló
y salimos de la casa
íbamos a morir
él y yo
abrazados
Con estos aperitivos los invitamos a la lectura de “No hables tan rápido delante de la noche” (Hilos editora, 2024), de Dolores Etchecopar. Una poesía de permanente sorpresa, con el don de regalarnos la alegría de encontrar siempre lo inesperado:
XXXII
yo solté las palabras del anzuelo de la voluntad
las veo avanzar por la llanura
en remolinos airosas como gitanas
intrépidas irreverentes bailan
escupen sueños
y una música
que le mueve el piso y la congoja
a la vida que tuve
Es posible que, en el formato de espías rusos para celulares, los versos no respondan a su extensión original.
Para conocer más sobre la autora:
Dolores Etchecopar nació en 1956, en Buenos Aires, Argentina. Publicó los siguientes libros de poesía: Su voz en la mía (1982), La tañedora (1984), El atavío (1985), Notas salvajes (1989), Canción del precipicio (1994), El comienzo (2010), El cielo una sola vez (2016), El deslumbramiento (2019), No hables tan rápido delante de la noche (2024) y una antología de su obra: Oscuro alfabeto (2012). En el año 2024 recibió un premio Konex de poesía. Desde el año 2010 dirige hilos editora, en las tapas de cuyos libros aparecen algunos de sus dibujos y pinturas.
Poesía, cine y actualidad.