Poemas de Rolando Revagliatti

Foto de Flavia Revagliatti

Poemas de Rolando Revagliatti

Breves comentarios sobre su vida y obra

Antes de compartir los poemas de Rolando Revagliatti, vamos a hacer un breve repaso por los aspectos más relevantes de su vida, al menos en el ámbito artístico. En primera instancia, contarles que nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el año 1945. Actualmente, reside en esta ciudad. Es psicoanalista y periodista cultural. En ésta última actividad queremos detenernos por un momento.

Publicó 19 libros de poesía y contribuyó, de manera amable e incesante, con el sostenimiento de muchas voces de su generación para que las generaciones que venimos detrás nos encontremos con un registro de aquellos poetas que pudieron conmover, incluso en otros tiempos. Así es que, sus más de 160 entrevistas, siguen girando por los portales de internet; las cuales, incluso, los Espías Rusos hemos usado como insumo.

A veces, quienes nos vamos sumando, de generación en generación, nos perdemos de nuestra tradición. En ocasiones, por no tener las herramientas para buscarla y, en otras ocasiones, porque creemos que somos una especie de “genio de las palabras”. Sin embargo, desde este medio de comunicación queremos resaltar aquellas figuras que, más allá de tener la suerte de portar un peso propio, dedicaron su vida a difundir a otros porque, en definitiva, lo que les importa, con demencia y obstinación, es la palabra.

Desde Espías Rusos, estamos absolutamente convencidos que ésta será la primera de muchas colaboraciones junto a este autor. Los invitamos y las invitamos, a leer algunos de sus textos.

Con ustedes, poemas de Rolando Revagliatti

Del claudicar

Como todos
nació sin terminar
Creció sin terminar
de hacerse

No pudo, no aguantó
renunció al infinito hacerse

Y así siguió por siempre
cumpliendo rituales, burocracias
más o menos plagado de ademanes sociales
e impromptus antisociales
cumpliendo con sumatorias onomásticas
esas inevitabilidades propias
de alguien muy cumplido:

inevitabilidades esquivas
a los procesos de terminación.

Soporte

Inevitablemente
me mantuve cerca
cuando
inevitablemente
te dejaba sin mí
haciendo lo tuyo
compartiendo conmigo
los alcances disímiles
de tus
repercusiones

Al sórdido que complacías en mí
o al que
en sesgo tangencial
desnaturalizabas
o al que
aniquilándome
exponías
no hubieras podido sustraerte

Te dejé sin mí
con mi emputecida
compañía:
ausente, si padre
burócrata, si marido
odioso, si hermano

Apéndice
soportaste
que yo fuera tu soporte
continental.

En abrirse

Tardó
la puerta en abrirse
un buen rato

Yo estaba
ante esa puerta que tardó
en abrirse
un buen rato

Cuando alguien la abrió
yo
estaba cerrado.

Rehuyente

¿De cuántas películas me escapé?:
incontables

Hui de la fama

Fantásticamente sé que la mía
hubiera sido una fama irritativa
desde la que no sólo me habrían desnudado
sino que, también, despellejado

Ahora soy todos mis personajes truncos:
pervivo arropado
y anónimo.

Conmigo, a solas

Cuando me quedo a solas con mi corazón
todo es malo o pésimo
Mi corazón
en el remedo del silencio
me enloquece

En el remedo del silencio
y por la noche
él, tan luego él, ese músculo
me amenaza

Añade a los motores de la casa
a las destemplanzas del vecindario
a la agonía de mis pensamientos
su insuficiencia
o arbitrariedad.

Para conocer más sobre el autor:

Poesía, cine y actualidad.

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