
Poemas de Ramón Altamirano
Breves comentarios sobre su vida
Antes de compartirles los poemas de Ramón Altamirano, vamos a comentar algunas breves cuestiones sobre su vida. Nació en Bovril, Entre Ríos, en 1956. Es un antropólogo apasionado por el trabajo territorial misma pasión que lo sostiene como hincha de Huracán, según pudo averiguar este medio.
En entrevista con Espías Rusos, en relación con acercamiento a la poesía, Altamirano expresó: La secundaria, las letras de los grupos de rock o música progresiva –como decíamos – era un estímulo a garabatear. Al terminar la secundaria tuve toda la suerte: conocí una familia –las chicas de mi edad- formada por una gran poeta contemporánea, muy grosa Amanda Coronel y su marido musicólogo, con él conocí la música contemporánea (empezando por Bartók, Messiaen y otros).
Además, aclara y agrega: Quiero decir: empecé a leer poesía contemporánea y por lo tanto me salteaba todas las formas más tradicionales. Con la música lo mismo. Hubo un largo tiempo que el trajin cotidiano para formar y sostener una familia me alejaron de los intentos de escritura. Y recién por 2008, retomé. De esa época vienen algunos de los poemas del libro reciente.
Breves comentarios sobre su obra
Acudió, según él mismo expresa, desde hace un tiempo, a distintos talleres de poesía. Actualmente, dirige la editorial Tiempo de Parque Ediciones que ya lleva seis libros publicados, entre los que encontraremos, su más reciente libro Un cielo Firme. Además, ya en 2009, había publicado la plaquette de poesía ilustrada Parque continuado
Ante la pregunta concreta ¿Qué es la poesía para vos?, Altamirano contesta: La poesía para mi es una forma de cantar y contar la experiencia vital, la vida. A falta de formación en los procedimientos de escritura me preguntó siempre si esa mi voz, la voz de ese yo que se sale de mi y dice (para hablar de la infancia, el chañar o el tajamar; para hablar de la vejez, las campanas de la Providencia o los birapitá de la av 9 de julio).
Y, ya con algunos aspectos aclarados, agregó: Digo como puedo, como me hace decir esa voz interior jugando con los símbolos del lugar, con la memoria de esos ritmos.
Militancia Cultural Temprana
Nuestro autor es conocido en el ambiente de la poesía por tres motivos. El primero, por poeta; el segundo, por ser un señor que siempre está en los eventos de poesía; y el tercero, por ser director de Tiempo de Parque. Lo que no sabemos si muchos saben es que, en su juventud, fue hacedor de grandes eventos artísticos que son parte de la identidad cultural de varias generaciones:
Ramón Altamirano: Rock, música, poesía formaron parte de mis formas autogestivas de militancia cultural. En pleno 1976, con 20 años, la organización de mis primeros festivales de rock con un entramado cooperativo de músicos: León Gieco, Roque Narvaja, Trigo, Horizonte y casi llegan Los Jaivas pero no tenía plata para trasladar los dos camiones de equipos que necesitaban. Eso en los Cardales; luego en San Antonio de Areco, en Campana. Y los últimos años de la dictadura en Capilla del Señor, mediante mi propio centro cultural, con músicas popular de vanguardia como Eduardo Lagos y Chany Suarez; pero también las primeras hojas de poesía que hicimos circular
Con ustedes, los poemas de Ramón Altamirano
En silencio
Tu cuerpo
frescura extendida a lo largo de la cama
durazno que agita el silencio y la sed
se derrama en la yema de los dedos
Voy hacia tu cuerpo
y con los ojos cerrados encuentro tu boca
humedal extenso
tajamar que desborda en tu cuello
baña tu axila
y se hace tierra poblada de temblores
En breve ensueño
hundo la boca en el trapecio dorado de tu espalda
la planta de tus pies busca mi empeine
Respiro una pequeña sombra
Pero no puedo gritar tu nombre en el poema
Oliver Messiaen y El Cardenal
Maestro Messiaen, ¿le gustaría tomarse unos mates
bajo el lapacho?
¡No se me distraiga con esos Pájaros exóticos!
¿Le gusta el cardenal?
Hace unos años,
en las afueras de un pueblito correntino
imaginé a Messiaen
allí, con una libretita en la mano
delineando grafías para el canto de los pájaros
De allá
tal vez de un algarrobo
venía ese canto enloquecido
el cardenal, sin dudas
Una cuneta seca
es un buen lugar para sentarse
con los pies en su lecho cuarteado
y escuchar el canto de ese pájaro
y conversar, aunque yo no hable francés
¿Le gusta el cardenal?
De paso, le cuento don Olivier
el impacto de su Turangalila en mis dieciocho años
Una caja deslumbrante contenía
el disco, tan cuidado por Eugenio, el padre de mis amigas,
un libro con mucha información
ilustraciones psicodélicas como de un álbum de rock
¡y la música! Una sinfonía
con piano y ondas Martenot
¡Qué interferencia poderosa
para una cabecita recién salida del colegio de curas!
Más tarde, mi propia discoteca se fue poblando
Y allí, entre esos objetos maravillosos están sus Pájaros exóticos
y Turangalila, que por mucho tiempo fue un sueño
Maestro, el tercer mundo tiene
a estos muchachos escuchadores de su música
casi tan exóticos como sus pájaros
y también tiene al cardenal
Con su copete rojo seduce al monte
y su canto, maestro Massiaen, su canto
¿Le gusta el cardenal?
Tapera
Hay que estar de pie
cuando la noche zumba en su abejal de estrellas
Ajena a la tristeza
la cruz del sur hunde sus rayos
en un cofre de soledad
Esta changa no da para dormir
Hay que estar de pie
asaltar un firmamento sembrado de luz y toronjil
y sacar a la palabra de su cárcel /
de su cielo
En mi estrella hay un enigma o un olvido
que no puedo alcanzar
habrá que bajarlo un día y descifrarlo o preguntarle
por qué en las noches aún salgo por la almohada
a cartonear el beso que dejaron los amantes
Hay que estar de pie
La ciudad se hunde
con las alas atadas a sus rejas
¡Reja para el verdor y el amor a pelo
bajo el ramaje de los parques!
Tapera / yo no soñé este desierto
He soñado este lugar
para estarme cantando la ceniza del viento
antes de gastar el último recuerdo de tu boca
En el lugar de los malvones y el jilguero
regué la baldosa
para que en el patio
el mburucuyá trepe y florezca
Hay que estar de pie
Enredados en su vuelo
el grito de gol y la ternura
escriben su canción sobre el asfalto
Hay que estar de pie
porque al sur
avenidas ya se visten con pérgolas y glicinas
los pibes iluminan el Riachuelo
y clavan un ceibo en el agua
para que sangre su perfume
Aunque la ciudad se hunda
y no haya beso que encontrar
hay que estar de pie
para ver cómo crecen las clavelinas en la aurora
Junio
I
Bajo la garúa helada
junio da su batalla
Un celaje gris se disfraza de destino
no es un cielo
Darío y Maxi ya no están
arengando la marcha
Al pasar sobre el puente
la muchedumbre los llora
En sus cantos la vida desafía las armas
y las amenazas de hambruna
Ya no habrá sombra para el pobrerío
asesinados en el puente
se nos han muerto los retoños de sauce
me digo
qué nos va a ganar
Con la memoria del sauce
caminamos
bebemos agua clara
II
Es domingo aterido
busco un rescoldo en el recuerdo de aquellos ojos
La mañana se hace yuyaral
senderos ciegos que no llevan a ningún lado
Con la boca reseca de silencio
me digo que en unas horas
el lunes ya andará suelto
arriando mansedumbres
III
Qué me va a ganar la brutal intemperie
Mañana saldré a plantar promesas de acontecer
varitas chilacas de sauce
para sombra /
para astilla que reviente sobre el puente
o charamusca o tizón
y en las mañanas
podré ver los ojos de todas las ausencia
reflejados en la espuma del mate
Pájaro de la frontera
Los domingos suelo huir hacia la frontera
a alguna frontera
una frontera cualquiera
a un boleto mínimo de colectivo
Con la excusa de encontrar clavelinas, corales o petunias
subo al 150 que me lleva hasta Pompeya
a la feria de pájaros y plantas
-una antigualla que solo puede estar en la frontera
ahí, casi a orilla del Riachuelo-
Si no fuera porque solo pueden vivir en jaula
me llevaría un canario o un jilguero o un cabecita
aunque también podría tener la tentación de Watanabe
de comprar pájaros para dejarlos en libertad
es claro que nunca vi por allí a un poeta tan grande
en la feria o caminando hacia el puente Alsina
ese puente que ha perdido su nombre de tangos / valses
y también el nombre de un exterminador de indios
ahora se llama Puente Exequiel Demonty
el nombre por fin de un pibe de los barrios pobres del sur
(en la frontera
siempre parece que hay muchos policías de Alsina
con sed de sangre nativa)
En mi juventud
aquí no más a una cuadra
habité muchas mañanas el no lugar de la parada del 11
para ir a trabajar a las escuelas de Laferrere o Catán
días enloquecidos de amor por aquella mujer hermosa
que me hacía olvidar el frío y los años de soledad
(cien o más)
con ella cruzabamos cada mañana
la frontera de la ciudad y de mis limitaciones
para volver por las tarde al pasillo de malvones
al conventillo de la calle Urquiza
saludando a los vecinos de la planta baja
a Jorge y Nita que cuidaban de nuestra niña
o nos prestábamos una taza de azúcar o de yerba.
Pero ahora
en este bodegón de Saenz y Av La Plata
me acuerdo de una pájarita
que ahí anda
perdida en el fulgor de las retamas
habrá que ver si vuelve algún día
de esa isla de flores amarillas
escondite o refugio
si vuelve digo
con sus anteojos
empañados por un poema a su amada
a veces la pajarita me acompañaba a la frontera
ella dice que sí, que ella vió a Watanabe
Yo vuelvo a la frontera
sin saber aún qué hacer con el viento
y me digo que Pompeya es un buen lugar
para morir de nostalgia o morir no más
no ha de ser de mala suerte morir de nostalgia
morir en la frontera
El hueco de los sauces se ha poblado de puro sufrimiento
si hubo sauces hubo agua
cerca por lo menos
allá por 1817
la Plaza Garay era solo un baldío
lucía hermosos sauces
cuenta el cronista mirando el plano de Manso
sí la Plaza Garay tenía sauces
el árbol enamorado del agua
cerca dicen pasaba el arroyo Tercero del Sud
y en sus crecidas habrá formado un bañado
que dejaba ese sustento amoroso a los sauces
habrán ido las mujeres y los niños
a buscar el agua para llenar sus tinas
o a lavar la ropa con el agua dulce
que saca tan linda espuma al jabón
doscientos años después no hay sauces
ni hay agua
la Plaza Garay se ha vestido de hermosas especies
palos borrachos, eucaliptus, tipas, plátanos y olmos
también jacarandás
entre ellos los que le extirparon a la Av. 9 de Julio
algunos sobrevivieron y otros se secaron
la Plaza Garay ya no tiene el humedal que le dejaba el arroyo
ahora tiene un moderno sistema de riego
que moja el césped y los arbustos
el césped tiene agua los humanos no
como castigo municipal por ocupar la plaza
los dos bebederos que había hasta antes de la pandemia
fueron clausurados
los sin techos ahora llevan agua en botellas de coca
que sacan de una estación de servicios
mis vecinos dicen que
no hay que cruzar de noche por esa plaza
te roban seguro dicen
en la zona de los juegos de niños
protegida por la copa de las tipas
y un ficus muy verde y potente y de palos
borrachos blancos y rosados
los blancos están en todo su esplendor
allí alrededor de los juego habitan, ranchan, pernoctan
un grupo de gente sin techo
en su mayoría hombres pero también mujeres
habitan la precaria cama hecha de unos trapos tirados en el piso
pernoctan duermen mientras las brigadas municipales
no vienen a sacarlos y a cargar sus pertenencias y manguerear
el lugar
ellos no se rinden a la persecución diaria
a la pérdida de sus colchones húmedos y sus pocas ropas
en la zona del canil todo es más provisorio
bajo un palo borracho y un brachichito
duermen unos y otros quedan de campana
para avisar si se viene la brigada
con su bolso o mochila como almohada
duermen mientras se puede
pero no se rinden a la amenaza
de perderlo todo
o ir preso por invasión al espacio público
el que sí se rindió en Plaza Garay
un 3 de febrero de 1852 fue Juan Manuel de Rosas
ya herido luego de la batalla de Caseros
llegó en su caballo y como los sin techo
apenas tapado con su poncho
se tiró a dormir un rato
luego con la espalda apoyada en un árbol se acomodó
y redactó su rendición
la envió con su asistente
y pidió asilo en la embajada británica
yo supongo que fue bajo esa colonia de hermosos olmos
en Juan de Garay y Presidente Luis Saenz Peña
que Rosas escribió su rendición
ahí no más en diagonal
en la pared de lo que fue un telo que cerró en la pandemia
en un grafitis se puede leer
prohibido ranchar y orinar
ahora que ya ningún Brigadier General
debe tirarse a descansar
y menos aún a escribir una rendición
bajo esa colonia de olmos con frondosa copa
rancha el gordo con sus dos perros
y su changuito de trasladar sus pilchas
decúbito lateral con parte del culo al aire
el gordo duerme y a su lado
ángeles fieles o más aún arcángeles con potentes dientes
velan el sueño de su amo gordo
nada importa alrededor
el gordo en su sueño o vigilia
vela el sueño de sus perros
en el cielo de Constitución se anuncia un aguacero
Fe de erratas: Por una cuestión de formato, en la versión web para celulares de Espías Rusos, los versos de estos poemas no responden a su extensión original.
Para conocer más sobre el autor:
Nació en Bovril (Entre Ríos) en 1956 y vive en Buenos Aires. En 2024 creo y dirige Tiempo de Parque Ediciones Asistió a los Talleres del poeta Osvaldo Bossi con quien trabajó su primer libro de poesía. Viene participando de los talleres de poesía del poeta Franco Rivero y de Malena Saito. En 2024 publicó “Un cielo firme”, Tiempo de Parque Ediciones. En 2009, publicó la plaqueta de poesía ilustrada Parque Continuado. En 2023 y 2024 ha integrado las Antologías NIÑEZ y FE, respectivamente, de Editorial Camalote, Flor de Ave Revista Digital de Poesía y Editorial y el blog Mis poetas contemporáneos que conduce Gustavo Tisocco y publicaron algunos de sus poemas.
Poesía, cine y actualidad.