
Poemas de Nuria Suaya
Convocatoria Sub- 30
Antes de adentrarnos en los poemas de Nuria Suaya, es menester recordar que esta es una clásica entrada en la que hacemos un recorrido por las obras seleccionadas en la Convocatoria de Espías Rusos para autores menores de treinta años, como es el caso de la autora sobre la cual conoceremos algunos detalles a continuación.
Breves comentarios sobre la autora
Nuria Suaya es una joven poeta nacida en Buenos Aires, en el año 1999. Además de escribir, se dedica al cine, fundamentalmente al sonido. Sin embargo, ya viene con un gran recorrido dentro del panorama poético argentino. Principalmente, en el ámbito porteño. Ha publicado ya, hace un tiempo, en el año 2023, su primer libro de poemas. El mismo se tituló Ni una jugada por el amor. La edición estuvo a cargo de la editorial Dragones de papel.
Por otro lado, este año, publicó su último libro de poemas. Se titula Samar y se publicó a través de la editorial Patronus, a cargo del Profesor y Poeta Javier Roldán. Sobre el libro hay que destacar su visceralidad, su amplitud, su actualidad y fundamentalmente su compromiso con las causas sociales que, en ocasiones, los medios hegemónicos buscan ocultar. Estamos hablando de un libro que se anima a alzar una voz poderosa y ágil, en un contexto donde el silencio se expande como reguero de pólvora.
Con ustedes, los poemas de Nuria Suaya
Samar (Conversación en la noche)
Cuentan que cuando fue joven
también mi padre estuvo enamorado.
Su amante persa fue deportada a Irán
y no supo más de ella. Con el sueldo que ganó el oficial
al arrancarles ese amor de entre las manos
¿habrá comprado algo mejor?
Marjane Satrapi de Teherán
cambió su velo por un pasaje a París,
vivió la guerra en carne propia y aún así el amor
fue su valija más pesada. Tarek también partió a París
dejando a May sola en Beirut
dejando a May solo en sus cintas de super 8
velando una ciudad también partida.
Ari Folman cayó a Beirut como un misil
con veinte años y el corazón roto
disfraz verde soldado y ametralladora israelí
para olvidar el dolor junto a Bashir
matando palestinos en Shatila
matando enamorados que hoy en día
de haber vivido hubieran muerto al fuego en Gaza.
Por la montaña Musa Dagh descendió el pueblo armenio
pero subió la bala turca que separó a Mikael de Ana.
La novia siria quedó varada en el Golán
hasta morirse con su vestido blanco.
Tuvo derecho a no esperar
a protestar y a enamorarse.
No voy a ser Sherezade
y postergar el deseo mil noches
si en esta duermo con quien amo.
Quiero firmar la paz por un desvelo
por nuestro encuentro
por este verso.
Cedro libanés
Mirando el cedro, descanso
entre el sol y la sombra.
Vuelvo a sentir el aroma del tronco
cuento los nidos que invaden sus ramas.
Si mi padre no hubiera volado
desde Beirut hasta Buenos Aires
en vez de pájaros contaría misiles.
Ramadán
Esta noche última de Shaban
el último profeta no se hace presencia
ni el arcángel llega con su primer mensaje
porque tiene las alas llenas de ceniza.
En el noveno mes del año islámico
lo único que nace bajo la luz de Rafah
es el ayuno que no responde a la fe
y pasado el ocaso
empuja el cuerpo de un niño desnudo
al borde de la frontera.
Wadi Al Asal
“Cuando dijiste que el poeta es una especie de historiador, es así: me preocupa la historia. (...) Pensás que escribís sobre el pasado, pero en realidad estás escribiendo sobre el futuro.”
Najwan Darwish
Por el río seco de las granjas de Sheeba
ayer corría el agua.
Los pájaros bailaban a sus orillas
y mojaban sus cantos en la vaguada.
Imaginá esa tierra ocupada
ya no por tanques israelíes
sino por un río de miel
que bañara en su dulce
a todas las bocas drusas
y las regara de nuevo
con frutos de la cosecha.
Ahora ese suelo es infértil,
el vacío del río se escucha
sus ecos en la noche lloran
rezando por una tormenta.
Algún día va a despertarse la lluvia.
En tiempos de guerra y sequía,
un poeta oficia de historiador.
Recuerda que antes de los misiles
había pájaros pintando el cielo.
La madre de mi padre
Toqué el timbre varias veces.
Mi padre está retrasado, de nuevo.
El chico del taxi me pregunta, de nuevo
si está bien que arranque a correr el taxímetro
y si mi amiga no se habrá quedado dormida.
Vine a buscar a un hombre mayor, le digo.
Este es el momento exacto
en el que me asumo
la madre de mi padre.
Al subir al coche
mi padre se olvida del barbijo
e intento sermonearlo con amor,
o con cariño, o con cualquier cosa
que me ayude a refugiarme del efecto
de ver ya no a mi padre
sino a un hombre viejo.
Peleamos por pagar la cuenta
bajamos torpes, de un viaje a otro
con una pausa en la oficina de embarque
porque nos quedan trámites sin resolver.
Mientras llena papeles,
contesto algunas preguntas, saco
de mi valija un libro
leo porque escribo
escribo porque leo
leo porque soy
una mujer que espera.
El que no espera es mi padre, y sale
de inmediato disparado del salón
como los niños cuando caminan solos.
Uno de esos se acerca mientras corro
intenta escalar en mi valija, lo siento
cachorro inútil, acabo de adoptar un hijo
que a veces
preferiría haber abortado.
Mis hermanos sí lo hicieron
a ellos no los entrenaron
para la espera. Insulto mientras llego a migraciones
y entrego los documentos de mi padre, como su madre
alguien me pide le complete un formulario
para poder embarcar.
Cuando termina el embarque
le grito a mi padre que no puede volarse así
como si atrás no hubiera nadie
a lo que no responde porque nos detiene un tipo
que nos ofrece a los dos, cansados
una silla de ruedas.
A veces me pregunto si mi padre
se vuelve mayor o menor conmigo
si me hace sentir más joven
o más vieja. Pasan los años
y soy todavía chica para adoptar
cualquier forma de vida que no sea un cactus
aunque mi padre sí que pincha
y peina ya las canas verdes.
Llego a la casa de mi padre,
que también es verde.
Un bosque en el corazón de su tierra natal,
volver fue prometido y estoy segura
de que desea quedarse acá. Frena la silla
me agradece por haberlo empujado.
Celebra mi capacidad de empuje
pero no sé cómo decirle
que en realidad es una pena
o un efecto colateral
que me donó la espera.
Lo dejo adentrarse entre los árboles
agasajado por los cedros. Saco mi libro
leo, no será la última vez que escriba:
soy una mujer que espera.
Fe de erratas: en la versión para celulares de nuestro sitio web, los versos pueden no responder a su formato original.
Para conocer más sobre la autora:
Nace en 1999 y vive en Buenos Aires. En 2023 publica su primer libro “Ni una jugada por el amor” bajo la editorial Dragones de Papel. En julio del 2025 publica su segundo libro, “Samar” (en el cual se encuentran estos poemas), bajo la editorial Patronus. Además de escribir, se dedica al cine y esencialmente al sonido.
Poesía, cine y actualidad.