Poemas de Matías Vázquez

Matías Vázaquez

Poemas de Matías Vázquez

Breves comentarios sobre su vida y obra

Poemas de Matías Vázquez es un poeta nacido en el año 2001. Nació en el sur de la Provincia de Santa Fe, más precisamente en Venado Tuerto. Actualmente, vive en Rosario, ciudad en la que estudia la carrera de Letras en la UNR.

El joven autor santafesino llega a Espías Rusos a partir de una serie de eventos afortunados que nos permitieron conocerlo al escucharlo recitar en Festival Poesía Ya. Él, hay que mencionarlo, fue uno de los ganadores de la convocatoria en la categoría Novísimes de ese año.

Publicó el libro Quizás con el viento en el año 2024 por la editorial Patronus. En este libro, según los Espías Rusos, Vázquez emprende una nueva forma de la lírica contemporánea. El autor se mueve entre la cotidianidad y la contemplación de lo inasible, la contemplación de lo que no se revela sino en la mirada profunda y propia. Serpea la poesía entre el lenguaje cotidiano y la riqueza léxicofrástica característica de la gran poesía.

Inicios y concepciones

Con respecto a sus inicios en la poesía, expresó, en diálogos con este medio: Empecé a escribir poesía a los 14 o 15 años, de una manera muy intuitiva. Guiado por la catarsis y el desahogo. Posteriormente, me anoté a un taller de escritura para adolescentes que se llamaba (que aún se llama) “Desde el sótano” y lo dicta Marcela Fumale. Ahí tuve algunas ideas en cuanto al oficio de la escritura. Porque más allá de ser un taller para adolescentes, se corregía, se adquirían herramientas, se le daba importancia a la escritura.

Por otro lado siempre nos interesa saber las concepciones de la poesía que tienen los escritores de las distintas generaciones y estéticas. Vázquez la definió de la siguiente manera: Aunque mi idea de la poesía fue cambiando con el tiempo, hay algo esencial que se mantiene y es que la poesía, en su última instancia, es casi una cuestión divina, una cuestión mística para mí.

Y, finalmente, agregó: En los momentos en los que uno siente que accede a la poesía, siente una comunicación con una energía mayor, que es la poesía y que también es la belleza, fundamentalmente cuando se sale de sus márgenes, cuando desborda. Si bien, en su momento, estuve muy anclado a la naturaleza y a la observación, conforme fue pasando el tiempo, aprendí a encontrar también la belleza y la poesía, en lo terrenal, en lo simple, en el juego.

Con ustedes, los poemas de matías vázquez

En esta selección, aparecen dos poemas inéditos y dos poemas del libro Quizás con el viento.

La estabilidad

Hasta que por fin alguien da
con el doblez perfecto
de un papelito que hace
que la mesa ya no tambalee.
Después de horas de vino volcado
entre discusiones inentendibles.
Después de que los partícipes
de la ronda casi sectaria de personas
que comparten un mismo secreto
marcado a fuego por el destino
se olvidan de lo que iban a decir
al momento del quinto brindis
y entonces brindan porque el olvido
es lo único que no puede conseguirse
mediante la obsesión.
Brindan por algún autor endiosado
quienes celebran su obra
y quienes celebran su muerte
en un mismo choque de copas
donde resuena ya la madrugada
que hace unión clandestina de todo aquello
que aparenta ser enemigo.
Llega entonces el genio demasiado
genio para lo que implica el natural
orden y desorden de las cosas
y se enciende una lamparita
en su entrecejo surge la idea
física arquitectónica
de doblar un papel varias veces
y encajarlo abajo de la pata de la mesa.
La estabilidad, tan deseada
en ese mínimo gesto crea
el inicio de una onda expansiva
como la teoría del aleteo de una mariposa.
Una vibración que empieza a rebotar
y multiplicarse por los espacios
del salón reducido a muchedumbre
cosquillea en los tobillos despistados
genera una variación electromagnética
en el interior del microondas.
Una brisa repentina que acaricia
a los presentes trayéndoles silencio
mientras florecen los bostezos
y los relojes se ven acosados
por la nueva necesidad
de irse ahora que el sol asoma
y la mesa ya no se mueve.
Es el fin de la noche
una tenue sensación
acuna el ambiente
y cubre en su manto
toda la sala.

Sin título

Un amigo me enseña
a encarnar con tripa de pollo
y desde la rambla tiramos la línea
esperamos pacientes el pique.

Yo tengo una novia vegana
que cuestionaría esta anécdota
con su moral de carne humana
empatiza con todas las carnes.

Veo, en los dientes de una palometa
el hambre natural del universo
que hace morder el anzuelo
y los cazadores son cazados.

En el lomo resplandeciente del dorado
veo una batalla legendaria
que se pierde en esta noche
donde mi amigo me explica

que moral es pisar la tierra con firmeza
abastecerse con respeto del entorno
y en la falta de necesidad
perdonar la vida sometida, devolver el pez al río.

Poemas del libro quizás con el viento

Humo

De repente, en la eufórica noche
un dolor en el vientre, a la derecha
no sé si es el apéndice
o el hígado
uno sé que deberá ser extirpado pronto
al otro, quisiera pedirle perdón si hubo
algunos excesos recientemente
y le prometo ser un tanto más cuidadoso
pero a cambio, le ordeno
¡hígado, sé fuerte!
porque cada copa vaciada cuenta.
Y a un ritmo más o menos constante
en la conversación se suman, indignados
mis pulmones
idealistas de jazmines y lavandas
aire fresco de naturaleza
en la ciudad contaminada.
Yo les digo a mis pulmones
que en el humo de los colectivos
está el movimiento de las naciones
que en el humo de las flores
están los sueños vívidos
y fue en el humo que nacieron
y se quedaron para siempre
las palabras ahogadas
que en el pasado escribí.

La máquina

Cuando la máquina se traba 
no hay técnico que valga
no le pagues a uno de esos estafadores.
Cuando la máquina se traba
no pierdas el tiempo tratando
de descifrar manuales chinos, yanquis o alemanes.
Cuando la máquina se traba
y se agotan las opciones
yo recurro al instinto
la reinicio a patadas
arranca más ruidosa
y llena de humo la sala.
Máquina masoquista, sucia
su mecanismo se engrasa
con la tinta derramada, con la pérdida
se alimenta de chatarra.
Máquina egoísta y bruta
mastica y se gasta los dientes
se le caen las babas sobre los botones
se le endurecen las palancas.
A patadas
para que no se coma el viaje.
A patadas
porque a veces el deseo no alcanza.
A patadas
porque la máquina debe funcionar
cueste lo que cueste.

Para conocer más sobre el autor:

En el minuto 36:00 su participación en el Poesía Ya, categoría Novísimes.

Poesía, cine y actualidad.

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