
Poemas de Gabriela Franco
Breves comentarios sobre su vida
poemas de gabriela franco
Gabriela Franco es una poeta bonaerense nacida en 1970. Además de poeta, es editora y docente universitaria. Ha dictado talleres y seminarios en la Biblioteca Nacional y en la Universidad Nacional de Buenos Aires. En una entrevista para Teatro Dante de Casilda, expresa que su infancia transcurrió en Palermo, criada, un poco, entre adultos: “Algo de eso hace quien soy. Del lado de mi viejo venía el Tango y Rubén Darío, y del lado de mis hermanos Gelman y el Rock. (…) tuve que conciliar”
Con respecto, a su acercamiento a la poesía: No había tanta tradición del relato en mi casa, sino tradición poética. Mi mamá era docente de Filosofía y mi papá periodista (muy lector de poesía). Había bastante literatura. Además, contó, en la misma entrevista: “El mago de Oz fue el primer libro de cierta extensión que leí sola. Después estaban los poemas que se recitaban en casa (…) allí descubrí el peso de la palabra, su textura”. En el mismo orden de cosas, destacó a sus docentes de la escuela primaria y secundaria.
Breves comentarios sobre su obra
En relación con su escritura expresó que no trabaja con un método específico y, a la vez, reflexionó acerca de las posibilidades de la anécdota para la escritura: “Creo que siempre hay algo de la vivencia que es lo que motoriza el poema, aunque después se vuelva puro lenguaje. Lo que le dio impulso, lo que llevó a indagar es lo que late. Y aunque no quede la anécdota, queda ese latido“.
Por otro lado, en una entrevista realizada por Lidia Rocha y Gerardo Curiá para la Agencia Paco Urondo, Franco acerca una noción muy interesante en relación con el lugar que ocupan los otros en la propia escritura. Al respecto dice: Está muy instalada esa idea del escritor, la escritora, en soledad, en su torre, en su escritorio y que para escribir se requiere de eso, cuando en realidad es un trabajo muy social, la escritura. No se termina de completar hasta que no están los demás. Creo que el proceso creativo es comunitario, es colectivo. No escribimos de la nada.
En otro orden de cosas, a Radio Cuaderno (para el programa de Jimena Arnolfi) le dejó una maravillosa idea de la voz poética: “En la poesía la voz adquiere toda su dimensión en términos de los ecos y resonancias que nos habitan. La poesía es un lugar de cobijo y descubrimiento”.
Por las ramas
Es preciso adentrarnos en el libro Por las ramas, merecedor del Primer Premio de Poesía Alfonsina Storni (2022). Éste es su último libro publicado y el que cobija a los poemas que compartiremos posteriormente. María Malusardi le pregunta para Caras y Caretas: ¿Cómo aunaste lo conceptual con esa zona más ciega de la escritura poética que es la lírica?
Franco Responde: Sobre lo conceptual me di cuenta después. Apareció fluidamente un tono, una manera de escribir, como si fuera un juego. Seguir al lenguaje más que seguir una idea previa. Ese desvío permanente, ese intentar evitar el lugar común de mí misma, aquel lugar poético al que solía o al que tiendo a ir, tratar de correrme de ahí y en ese intento dejar que aparezca el lenguaje, que aparezca el lenguaje diciéndome algo nuevo. Sorprenderme con lo que aparece. Y entonces vi que el corte de verso también me servía como lugar donde el rumbo vuelve a quebrarse y el sentido puede ir para otro lado. Algo así pasó espontáneamente.
Finalmente, en diálogo con Biblioteca IP, en relación con este libro: Es un libro que, sobre todo, trabaja con el lenguaje. La idea fue no quedarme con la anécdota (…) partir desde algún motivo, pero dejándome guiar por lo que el lenguaje dice. Deshacerme de lo que manda el relato.
Con ustedes, los poemas de Gabriela Franco
XIII
—Flexionar las rodillas, elevar
la mirada, dejar que el aire
invada los pulmones y al fin
dar el salto, empujar contra
el suelo, contra la fuerza
de gravedad. Rebelarse
a tener los pies en la tierra, la cabeza
sentada, la mesa puesta. O disponer
el mantel, los cubiertos, la
servilleta finamente doblada, encender
velas y entonces sí, sentarse
a oír o entonar
la espera
XV
—Esto no es un poema, se dice
de un poema y se quiere
explicar una teoría. Desplegar
una pregunta, el cuestionamiento
gobierna las elecciones
personales, políticas, afectivas.
Una estética, se dirá, un modo
de ir. No de vagar o
surcar aguas. No
poetizar. Hacer senderos donde
no hay camino. Tensar
el músculo, apretar
la marcha
XXI
—Sostener la vela, sin zarpar. En cambio,
desplegar la espera. O bien dejar que
flamee, libre, la llama. Velar
la compañía. ¿Qué se puede hacer
salvo escribir? El secreto es
inaccesible. Echar, como un abrigo,
el velo. Alejar de la vista
la pose. Las malas noticias
llegan, se abren paso. No hay
niebla, no hay
claridad
XII
—Está presente en el poema, aunque
no responde a las preguntas. Ya
dijo. Y si sigue hablando es solo
un empecinamiento de la letra. Un
tesoro se esconde a la vista
de todos y está ahí,
brillando, pura riqueza
abandonada. Restos,
rastros de que hubo
fiesta
XXVI
—¿Y si no se encuentra un motivo? ¿Y si
seguir es marchar a contrapelo, poner
una excusa, evitar ahogarse, ir
contra la corriente? No está dicho
que haga falta. Nadie clamó o simplemente
pidió, por favor, como si la necesidad
estuviera esperando la divina
ocasión. ¿Habrá que nadar,
sumergirse, tomar aire y bracear?
Hincar el diente en el mundo, sin
pedir perdón, sin permiso. Crear
su imagen, ser
su semejante
XXXIII
—El poema es a veces una cajita y otras,
una hoja en una pila de cajas. El archivo
no tiene música, pero desempolvar
es volver. Un acto de magia. Todo
por aquí es dar cuerda,
rienda suelta
a la memoria
XXXV
—La tarea es cantar. Trina
la melodía, pero no trilla, no
quebranta la mies tendida en la era.
Arquea la caja, tira del hilo:
corcovos entre un término y el
comienzo de otro. Continuo
sonar, solo el guion que abre
la dicha
XL
—Ni la ropa tendida ni
la palabra. Es fácil decir
rosa, se dice. Sin embargo,
la dicha solo llega al decir
otra cosa. Cuesta: subir un pie,
forzar el arco, el arpa, el músculo.
La cabeza, punta de flecha
hacia el espacio, montaña que va,
no habla. El cuerpo alcanza
el escalón, se separa
del piso, canta
victoria
Para conocer más sobre la autora:
Gabriela Franco nació en Buenos Aires en 1970. Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires, es poeta, editora y docente universitaria. Publicó Calle, Piedras preciosas, Los que van a morir, Modos de ir, En orden de aparición y Por las ramas (por este último recibió en 2022 el primer Premio Nacional de Poesía Storni). Estuvo a cargo de la compilación de varias antologías (entre ellas Primeras poetas argentinas y Perón vuelve), dictó talleres de poesía en la Biblioteca Nacional y seminarios en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, y coordinó el Festival Internacional de Poesía de la Feria del Libro de Buenos Aires en 2023. Dirige la revista Por el Camino de Puan de la Universidad de Buenos Aires y ha colaborado en distintos medios.
Poesía, cine y actualidad.