Poemas de Ezequiel Alvarez

Poemas de Ezequiel Alvarez

Breves comentarios sobre el autor

Antes de compartirles los poemas de Ezequiel Álvarez, vamos a introducir a conocer algunos datos fundacionales de su biografía. En primera instancia, debemos comentar que el autor nació en Córdoba, pero que desde muy temprana edad vive en Santiago del Estero. Es un gran lector, abogado y militante de las causas que hacen dormir poco. Tal vez por eso en su obra se refleja esa sensibilidad que se construye desde el compromiso.

Publicó distintos libros y recibió también algunas distinciones. Su último libro publicado, y en el que se centra esta nota, es Carne Aparte que publicara, muy recientemente, la editorial (también santiagueña) Piedra Madre Editora, dirigida por la autora local Gabriela Álvarez. Casi en paralelo a esta publicación, nuestro autor recibió, por su obra “Río Muerto”, el Primer Premio del Concurso Provincial de Narrativa de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.

Entrevista Rusa

¿Qué es la poesía para vos?

Para mí, y para mucha gente por fortuna, la poesía es un estado, una manera de habitar el mundo. Va mucho más allá de la escritura de un verso. La poesía, parafraseando a Genovese, es el ojo que te abre el mundo. Caminar bajo los lapachos una siesta santiagueña de septiembre es poesia. Acompañar a una comunidad que resiste un desalojo, la convicción y amor al territorio, es poesía también. Clementina Quenel, gran escritora Santiagueña, tiene una dedicatoria (en su única novela ) que concentra para mí la potencia del sentir poético: “A la memoria de mi madre/supo del campo nuestro/dolió en el cadillo/rezo en la lluvia.”

Y algo de eso se cuela en tu proceso de escritura

Mi proceso de escritura es simple: leo mucho, luego decanta una sensación, intuición, una imagen que se hace idea, y comienzo los primeros “anotes”. Esas primeras inscripciones pueden seguir la línea marcada por la primera idea, o puede tomar otro rumbo. Es una hermosa sensación cuando te gana el asombro del camino desconocido que va encontrando una forma. El último codo del laberinto, quizas.

¿Cómo llega la escritura a tu vida?

Mi vocación de escritor, más allá de esos primeros textos de la niñez y adolescencia que los recuerdo con cariño, comenzó en los primeros años de la etapa universitaria. Leía a los rusos, los autores del boom latinoamericano, Sartre y Camus, Vallejo y Borges, y bueno pensaba, yo algún dia quiero escribir como ellos. Tranqui la ambicion jaja, pero esos anhelos ayudan a soñar, a imaginar, actuan como alimento. Entonces anotaba en la última hoja del cuaderno universitario mis ideas, que por lo general tenían forma de verso. Siento que era una motivación más. No eran ideas como recordatorios para escribir, sino que la forma del verso era ya en sí mismo la novedad de la escritura en mí.

Gabriela Franco sobre “Carne aparte”

Les compartimos, a manera de introducción de los poemas que vendrán, un breve comentario de Gabriela Franco sobre este poemario de nuestro autor:

Lo que queda de lado, lo que se separa y en su desvío se vuelve raigambre e intemperie: ese resto es el que recoge la poesía y el que encuentra su lugar en los versos de Carne aparte. ¿A qué territorio invita esa distancia que llama desde el título? ¿De qué nos aleja? ¿En qué rancho nos reúne? “Somos animales conocidos para el campo”, dice el poema y avanza entre tropiezos y alcoholes para seguir el rastro de un hombre “que enciende la noche con su miedo”, hasta llegar a la tierra prometida de la despensa, donde “bebemos todos”.

Los poemas de este libro se internan en el monte, en el barro que se subleva, en “la puñalada etílica del fin”. Los mueve una sed insaciable, la búsqueda de la palabra en la boca seca, la herida del paisaje en la lengua, el sonido del viento entre los dientes. La voz de Ezequiel Álvarez es un pájaro rojo que alumbra en la oscuridad de la sed.

Poemas de Ezequiel Alvarez

Poemas del libro Carne Aparte

Las moscas
merodean la mesa del rancho
alas negras son
miniaturas de la sed.

Los campesinos las espantan
con ramas entre los platos
sacuden la parálisis
del almuerzo.

Al final del día
serán un tallo de calor
estrellas podridas
en la noche del monte.

cada uno es rojo a su manera

            Irene Gruss

Alguien ha dicho:
violeta es el color de un miedo
gris de tristeza
cicatriz breve el monte
y no hay colores póstumos
raíz rota difunta
como la ermita de la dicha.

Alguien nos apalabra
con el arcoíris
un basilisco
pausa su hechizo
aterido por su visión de animal muerto.


Poder blanco el tallo seco
tierra removida y pelos de árboles

arcada del caos.

Mi sangre todavía es un pájaro rojo.

El cementerio tiene
lápidas cruces y tumbas
flores secas desparramadas
en el suelo
no sabemos quién las trajo
si fue hace muchos años
o son hojas de los árboles
que circundan el lugar.
Aquí trabaja un sepulturero
nos ofrece pan casero
dice que en sus tiempos muertos
amasa y cocina el pan
soy sepulturero y panadero
repite tiempos muertos
y sonríe con la vitalidad de sus oficios.

Dice también
que un cementerio
es el empacho de la vida.

Un pájaro raquítico trae el buen agüero     
de la muerte.

Como un hondazo toda la sed.

El aljibe agremia su terror
un duende sin cabeza flota en cruz
sobre la napa podrida de la ausencia.

Si las zarzas traen consigo
el fuego
la palabra
la melodía de la espera

aquí las mean.

No hagan ruido señoras
dejen oír lo que sucedió
este futuro sabor a nunca igual a siempre.
Suena un chamamé.
Todo el horizonte es un paisaje con clavos en punta
hay sombra de la sombra
y hornos como panes negros de la noche.

Ya se ha dicho
el pasado es la sed que se avecina
pero hay otros nombres del atraso
nombres de dioses ebrios
fofos de barro
duros de tanto levantar la mano.

La tierra se excava,
en su oscuridad más dura
nacen madres como ríos.

En el centro del patio
una mujer sin llanto
estira los arbustos del alba
las ramas entrelazan los corrales
pierde su tiniebla el gallo.

Un nuevo tiempo crece como el monte.

A los hermanos Wagner

De la mano del hombre 
nacieron los túmulos.
Habitar y latir
fue el último sueño de un imperio
que nació mucho después de muerto.

Hay quienes dicen
que es la tierra sedimentada
y no la raza fuerte.

Yo escucho al hombre
trepado en mi garganta
me anuncia una sed
de otra era
un grito líquido
desde las tierras bajas
a las cadenas montañosas.
Nadie quiso creer
las avalanchas escalan
el origen de américa
es un trago boca abajo
huesos en urna
como aloja antigua.
Espuman su alcohol
en la escritura del mundo.

Para conocer más sobre el autor:

Poesía, cine y actualidad.

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