
Poemas de Aixa Rava
Breves comentarios sobre su vida
Antes de compartirles los poemas de Aixa Rava, es preciso ahondar en algunos aspectos de su vida. No para favorecer interpretaciones, sino para reconocer caminos. La autora nació en 1982 en Tierra del Fuego. Escribe desde muy chica, según ella misma cuenta en una entrevista para Revista Muu. Sus padres propiciaron el hábito de la lectura y del dibujo. De allí que podemos imaginarnos a una pequeña Aixa Rava en una casita fueguina mirando por la ventana y buscando sus primeros versos.
Para saber más sobre ella, les traemos una entrevista que le realizara La Papa Online, que citaremos posteriormente, y en la que ella expresa: Cuando me preguntan qué soy o a qué me dedico sigo diciendo que soy docente, a veces agrego que soy editora, pero nunca digo “soy escritora”, a lo sumo expreso si la charla lo permite: “y también escribo”.
Breves comentarios sobre su obra
Con respecto a su obra, ella misma nos adentra en su proceso de escritura (ya que ante la pregunta concreta que le hace Diego Puig) “¿De qué está hecha tu poesía?” responde: De nostalgias y recuerdos, de paisajes y escenas que me quedaron dentro, de lenguajes aprendidos. Mi memoria es muy frágil, soy una persona que olvida mucho en el día a día —por eso hago listas y anoto las cosas que tengo que hacer—, quizás por eso escribo también: para no olvidar lo que quiero que permanezca. Los poemas son buenas cajas de recuerdos.
En la misma entrevista expresa: No me relaciono con las nociones centro y periferia, no leo la literatura desde esas categorías y por eso no las uso. Leo autoras y autores, leo experiencias de vida, leo errancias, itinerarios otros… leo “para mirar el mundo desde ojos ajenos” como escribe María Teresa Andruetto
Godai. El libro de lo manifiesto
Antes de pasar a los poemas, queremos compartir un muy breve fragmento de una reseña que Patricia Crespo escribe para Zenda sobre el libro Godai de Aixa Rava:
Aixa Rava nos confronta con ese estatismo para ofrecernos la errancia como oportunidad, ya que quién hubiese dicho que / mientras el jardín crecía, el amor menguaba. Un jardín metáfora de un cuerpo, de una casa, de un espacio que ofrece un refugio inhóspito para la vida que necesita fluir. Hay que hacer en la tierra un lugar para el movimiento
En el prólogo del libro, Fernando García Moggia analiza: Dulce y agrio: la contraposición no es arbitraria puesto que, en este libro, lo que se manifiesta ante la mirada revela su carácter ambivalente y, por tanto, dinámico. El jardín como espacio donde lo que germina también se pudre
Con ustedes, los poemas de aixa rava
Lo que brota
Dispone las piedras debajo de las plantas
entre las manzanillas, los geranios, las lavandas
las trajo del lago el último fin de semana:
la piedra energiza, resiste la exacta
densidad del tiempo que escapa a la memoria.
Dispone las piedras debajo de las plantas
un lenguaje propio que sólo la tierra capta
¿Cómo dice la hoja que la lluvia le habla?
¿Cómo dice el suelo que la mano lo trata?
Mi madre hace del jardín un mundo de cuidado
no lanza ni una piedra hacia el costado
se mueve y le brotan gajos de las
manos.
Esta es una forma del vacío
En la pista de hielo de Río Grande
allá por el 88 mientras sonaba
una canción de George Benson
un chico me agarró de la mano cuando pasó a mi lado
y patinamos juntos toda la vuelta de la pista.
Hay recuerdos que por default vienen sin nitidez
sólo son un movimiento fugaz y una música de fondo.
Cuando el tema cambió, me solté y esta imagen
se configuró reiterativa.
Un presagio de todas mis relaciones de pareja:
una mano que me toma de repente y de la que también
de repente, me suelto.
Esta es otra forma de vacío
Ella mira por la ventana el balanceo de copas
las chapas que tiemblan, el agua
en picada sobre las piedras de la playa.
Con las manos frías se acaricia la panza
siempre las manos frías, la estufa cerca
los 3000 km que la separan de la otra vida.
Un cuerpo pequeño como el que yace en la cuna
en la habitación contigua, se le mueve adentro.
No está sola, lo que la desespera precisamente
es que no está sola.
Aprende a habitar ese miedo con ferocidad
tanta
que el miedo la devora.
Errado, no de error sino de lugar otro.
Diana Bellessi
Lo que hay debajo
Dos gatos miran el jardín por ventana. No son míos, viven conmigo,
mejor dicho: yo vivo con ellos en esta casa
que tampoco es mía.
El jardín se prolonga debajo de un cantero colgante
que no albergó nunca ninguna planta.
Trozos de escombros
de la construcción de la casa se mezclan
con tallos, hojas y restos de pájaros que alguna vez hicieron
su nido en el lugar equivocado.
¿Cómo se construye un hogar en el lugar equivocado?
Ejemplos sobran.
El jardín que nos reclama varias veces al día
hace unos años fue sectorizado,
cuando esta casa familiar pasó a ser
de media familia.
Se dividió la tierra a lo largo en seis parcelas
más o menos iguales
unas para plantas, otras para cubrir con cemento y piedra.
El césped crece dentro de los límites humanos impuestos
y de otros límites:
los de una cachorra que todos los días
labra un pozo nuevo como queriendo recordarnos q
ue no hace bien acostumbrarse
enteramente a la quietud
al orden establecido
al confinamiento
al límite.
A la vida hay que encontrarle un contratiempo,
hacer un pozo en la tierra
descubrir lo que hay debajo
sacarse la cabeza un rato.
El jardín se ve hermoso desde esta ventana
con su retama generosa y ondulante, sus prolíficas lavandas
sus malvones, sus rosales.
Los gatos solicitan recorrerlo
varias veces al día.
Yo lo visito poco.
Me empecino en permanecer en el lugar equivocado.
Traigo, en cambio, su color moviente con la mirada,
le doy espacio en la casa estática de mi cuerpo
como esperando
que se me madure dentro.
Ahora el viento cierra con fuerza una persiana.
Me acerco para volver a abrirla, los gatos
que hace minutos volvieron de afuera, me miran
desde su ancestral postura de esfinge.
El sol me estalla en los ojos, el aire chispea, la perra
levanta el hocico de la tierra y mueve la cola cuando me asomo.
Voy a bajar antes que anochezca
a mí tampoco me hace bien acostumbrarme.
Lo que crece
El canelo es un árbol perenne de Sri Lanka.
Sus flores hermafroditas —blancas o amarillo verdoso
están cubiertas de pelos y su corteza —la parte que vale
es marrón grisáceo, leñosa.
La canela —que no es fruto como en otras plantas— se obtiene
de arrollar la corteza interna que se pela y se frota.
La rama de canela replica la corteza natural de su origen
que imita a su vez la corteza terrestre. Es lámina
más lámina que se enrosca hacia adentro
dejando sólo pequeños espacios para el vacío y el secreto.
Es el aroma el que se traslada
del árbol al pliegue laminado
de la lámina a la yema que la toca
de la mano a la nariz
al aire
cuando se moja.
En el campo las mujeres daban
a los niños canela antes de acostarlo
para que durmieran profundo y pudieran ellas
salir a trabajar sin que las vieran.
Guarda la canela lo sublime del cuidado
un refugio en ausencia de amparo
un resuello tibio en el desánimo.
Cómo hacer un jardín en la terraza
I
Un cedro limón, una rosa china, un aloe vera
dos lazos de amor, un kalanchoe deshidratado.
Nuestro jardín era humilde: mitad robado de canteros del barrio
mitad comprado en el vivero, su génesis desató el caos.
Hubo que preguntarse por los motivos
hubo que renovar acuerdos
hubo que organizar el tiempo.
Tardamos en darnos cuenta de que tampoco
éramos buenos jardineros.
II
Tener un jardín es dejarse tener por él
y su eterno movimiento de partida, dice Diana.
Qué mal entendimos la palabra,
no era posesión, era entrega.
La pérdida se nos hizo costumbre
y también el ahogo, tanta agua,
tanta tierra metimos en la maceta
tanta luz, mi amor, ¿alguna vez
supimos del equilibrio?
III
Había que vernos renovar el terreno de cultivo
desenterrar los bulbos, exangües las raíces
trashumancia que era igual necesidad y capricho.
En la zaranda quedaron algunas de las semillas buenas,
con esas no pudimos.
Pero había que vernos enterrar las manos
para extraer las piedras y diseñar el más preciso hueco
morada de la flor, del fruto o de esas hojas
que nunca comeríamos.
Pasarnos el mate teñido de tierra
pasarnos de sol, de lluvia y de niebla,
había que vernos así de lejos
como esa vecina que espiaba desde la ventana
quién hubiese dicho que
mientras el jardín crecía, el amor menguaba.
IV
¿Cómo hacer un jardín en la terraza?
paisaje excéntrico del movimiento lento
Un jardín que embellezca con la mirada
que exhale calma, y el humo de tu boca
se enrede entre pequeñas ramas, entre flores campanita
entre aromáticas.
La pregunta es por el modo, se reitera
no hay manual para estas cosas prosaicas
cómo cavar un pozo, una semilla cómo enterrarla
cómo besar a alguien, cómo tragar el agua
o morder una manzana.
Todo ha sido enseñado
y no hemos resuelto nada.
Una gota sobre la hoja más tierna de la rosa china
tiembla con la brisa, tiembla con mi voz.
¿Tendré certeza algún día?
¿Será esta
la terraza para mi jardín?
FE DE ERRATAS: Los poemas aquí citados, en la versión para celulares, (por una cuestión de formatos y no de formas) pueden no responder fehacientemente a la originalidad de los versos en su extensión.
Para conocer más sobre la autora:
Aixa Rava (Tierra del Fuego, 1982). Escritora, docente, directora del sello editorial Tanta Ceniza Editora. En 2022 obtuvo las becas Can Serrat y Faberllull Olot. Publicó Barda (Buenos Aires Poetry, 2014); La luz no se corta como el papel (Ed. doble zeta, 2016); Los sitios de mi cuerpo (Añosluz, 2019); En el patio crece una planta rosario (Qeja, 2021); Sobre esta misma nieve (Esdrújula Ediciones, 2022) y Godai. El libro de lo manifiesto (Liliputienses, 2023; Caburé, 2024), por el que recibió las becas antes mencionadas. Forma parte de las antologías Poesía Neuquén (Honorable Legislatura del Neuquén, 2020); Camellia. Mujeres que toman té (Tanta Ceniza Editora, 2021); Paisajes del interior. Antología de mujeres poetas de la Patagonia (Isla Negra Editores, 2021); Campo. 100 poemas sobre la tierra de 100 poetas argentinxs (Camalote, 2022); Mujer y escritura: 35 autoras argentinas de hoy (Fundación La Balandra y Centro PEN Argentina, 2022); Poetas Argentinas (1981-2000) (Ediciones del Dock, 2022); Panorama contemporáneo de la poesía de Neuquén (Fondo Editorial Neuquino, 2023) y Un fulgor distinto. Autoras contemporáneas de la Isla Grande de Tierra del Fuego (en prensa, Tanta Ceniza Editora, 2025).
Poesía, cine y actualidad.