Poemas de Gabriel Crespo

Poemas de Gabriel Crespo
Gabriel Crespo

Poemas de Gabriel Crespo

Antes de compartirles los poemas de Gabriel Crespo, haremos un brevísimo repaso por algunos aspectos fundantes de su biografía personal y artística. Nació en la Provincia de Buenos Aires en el año 1986. Es Sociólogo y, además, se desempeña como Profesor en la Universidad de Buenos Aires.

Además de poeta y sociólogo y docente, Gabriel Crespo es crítico de teatro y ensayista para medios especializados. Por otro lado, en su camino como poeta, además de publicar un libro de poesía, integra distintas antologías.

Dos preguntas

¿Qué es la poesía para vos y cómo sostenés esa mirada en el proceso de escritura?

Para mí, la poesía es el trabajo de pulir la piedra hasta darle forma a la escultura como también puede ser catarsis, goce y/o displacer. No cuento con un proceso claro ni un horario preestablecido. A veces, camino por la calle y me asalta un poema. Y es así que intento recitarlo para tener una base donde después pueda trabajar.

¿Cómo llegaste a la escritura de poesía?

Comencé a escribir en el año 2018. No tenía un mango y vivía en tapiales donde se organizaba un evento de poesía a fin de mes. Así, me fui metiendo. Participé del 1er concurso de poesía organizado por el Galpón Cultural de Tapiales y tuve la suerte de ganarlo. Desde entonces, fui haciendo talleres con Luciana Reif, Paula Jimenez España, Marcela Lucas, etc. Todavía me sigo preguntando que es la poesía.

Los poemas de Gabriel Crespo

Perros

No escribo para ser yo
quien libere sus perros tristes
angustias animales que lo pueblan,
ni para enumerar a sus viejos enemigos
o provocar incendios.

No escribo para inventariar duelos.
Siempre fui nocturno peón
y en los tableros vivo
buscando la claridad amada.

Si escribo es porque
ese que yo no soy
ladra con mis manos,
sacude su cuerpo
ensuciando las paredes
de mi casa,
gira sobre sí mismo
hasta morderse.

Algo del amor

Algo del amor dispara
su fiebre,
su dulce cataclismo.
Hay detrás de esa puerta
un beso que imanta
y altera la ley de los volcanes,
la lava ocupa el territorio,
nada es
solo el cuerpo que nos toma.
Algo del amor sucede
en el choque de las placas
deslizándose
una sobre otra.
Así,
nace el magma,
una nueva corteza
donde el aire
vuelve
hasta los cuerpos
materia inmóvil.
¿El mundo ha sido derrotado?
¿Los decapitados alzan monumentos al verdugo?
¿Escriben cartas?
¿Tejen en su ausencia la memoria?

¿Será que un día de los ojos
saldrán luciérnagas para buscarte?
¿Será que nadie encuentre a nadie
y suenen melodías de estar solos?

Los notarios no están solos.
Las cárceles son el refugio
donde el amor contiene la palabra amo
y hay sacrificios, espantos,
de la guitarra suena un sol
disminuido a la ternura.

¿Acaso no será que sus relojes atrasan y andan ebrios?
¿Acaso no será que nos piden que cambiemos la memoria?
Ahora los decapitados pregonan:
“Vivan los ciegos,
las monjas que no abortan
y esta tristeza de amarillo”

Se escucha un tango
y alguno canta:
el verdadero amor se ahogó en la sopa,
la panza es reina y el dinero Dios.

Amanece pálida la noche
cuando volvemos cansados del trabajo
y del bufón que nos tira encima
cada buitre
que nos comen de todo
menos el grito indignado
de esperanza,
de rabia
de mi calle.

Para conocer más sobre el autor:

Poesía, cine y actualidad.

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