Valentín Cacault – Narrativa

Valentín Cacault - Narrativa
Valentín Cacault, autor patagónico

La narrativa de Valentín Cacault

Breves comentarios sobre su vida y obra

Valentín Cacault – Narrativa

Valentín Cacault es un artista visual, pintor, ilustrador y escritor nacido en Villa La Angostura el 13 de marzo de 1991. Dejó las carreras de periodismo, arquitectura, guión de cine y tv, diseño gráfico, diseño industrial, publicidad y prótesis dental. Algo de eso fue marcando un recorrido que lo tiene, actualmente, pintando La vida de Pinocchio tras la muerte de Geppetto.

La llegada de Cacault a la escritura sucede en la segunda infancia. El autor expresa, para Espías Rusos: En sexto grado teníamos una maestra de lengua, Susana Torne, que cada viernes nos leía un capítulo de Harry Potter. Yo volvía a casa y escribía capítulos alternativos, ilusionado por recibir, algún día, una carta de Howarts. Puedo decir que mis primeros encuentros con la escritura, tuvieron chispazos de magia.

El autor expresa, en relación con lo que provoca en él la escritura: escribir es una forma de pensar, de explorar sensaciones que resuenan en el inconsciente y vibran en el estómago como un pálpito. Es una forma de conocerse, de tomar distancia de uno mismo para acercarse a uno mismo. Es un oficio, una manera de estar alerta, con los sentidos despiertos.

Teniendo en cuenta que una de las actividades que nuestro autor tiene como oficio es la ilustración, le preguntamos cómo se relaciona ello con la escritura. Y el contestó: Se retroalimentan. Los procesos son análogos, en especial con la pintura y los cuentos, que van apareciendo de a poco. En ambos casos hay una primera versión distendida, en la que el inconsciente lleva las riendas y después hay momentos de pulido que van afilando el sentido de las historias y de las imágenes. Cuando estos lenguajes conviven, lo fundamental es que no se pisen.

La muerte, un ensayo intrascendente

Mi sobrino llora porque se murió Cartucho, el perro del vecino. En realidad no llora por el perro en sí, que era un cuquito viejo, medio trapo medio felpudo, llora porque entendió que su gato, eventualmente, se va a morir. Que el abuelo y la abuela se van a morir, y su mamá, su papá y sus tíos. Y los compañeritos del jardín con la seño Betty y los porteros y la directora y los malabaristas de la esquina y cada uno de los Paw Patrols. Llora porque va a quedarse solo en el mundo, sin nadie que le prepare el Nesquik. 

Entonces, se da cuenta. 

Tío, ¿Yo también me voy a morir?

¿Qué se le contesta a un nene de cinco años? ¿Hay que mentirle? ¿Hay que decirle que, cuando él sea grande, Farmacity va a vender hamburguesas, líquido refrigerante para motores y pastillas para la inmortalidad? ¿Es el tío quién debe iluminar tan hondos misterios?

Digo que no, pero enseguida siento la descarga eléctrica, ética, y digo la verdad.

Todos vamos a morir.  Valentín Cacault – Narrativa

Valentín Cacault – Narrativa

Darle un cachetazo en la oreja hubiera sido menos traumático. Al llanto, antes mudo, se le suma un grito de cinco punto cuatro en la escala de Richter, que revive a Cartucho y vuelve a enterrarlo en el fondo del jardín. Abrazo a mi sobrino y le digo que no se preocupe, que para eso falta un montón. Él separa la carita de mi pecho.

¿Un montón es después de mañana?

Como los nenes no tienen noción del tiempo, exagero. Un montón es tres mil quinientos millones de años después de mañana, cuando seas muy muy muy viejito y tengas el pelo blanco.

¿Cómo el abuelo?

Una nube tapa el sol y de pronto hace frío. Las lágrimas le chorrean por las mejillas, no quiero que el abuelo se muera, dice y yo me quedo sin recursos, mirando la puerta que no se abre, esperando a mi hermana que no llega.

Entonces recurro a una escena del Rey León en la que Mufasa le explica a Simba el ciclo de la vida. 

Sobrino: todo cuanto ves se mantiene unido en un delicado equilibrio, como rey, debes entender ese equilibrio y respetar a todas las criaturas, desde la pequeña hormiga hasta el veloz antílope. Pero nosotros comemos antílopes. Diría mi sobrino si fuera Simba. Verás, querido sobrino, al morir, nuestros cuerpos alimentan la hierba (sí, es la versión española) y los antílopes comen hierba y así todos estamos conectados en el gran ciclo de la vida. 

Cara de pánico y desconcierto. Traduzco. Cuando nos morimos, nuestros cuerpos se descomponen y son alimento para otros animalitos.

Narrativa del autor patagónico

¿Qué es descomponer?

Pudrir.

¿Nos vamos a pudrir?

Podría responer que la muerte es la transmutación del alma, un pasaje en el que nuestro cuerpo se transforma en energía, en espíritu. Podría hablar de la teoría del cielo y el infierno, San Pedro recibiéndonos en su palacete de nubes y querubines, o de la teoría de la reencarnación, Buda, Osho, Ivana Nadal, pero no. Agarro a mi sobrino de los hombros, lo miro directamente a los ojos y le digo:

Nos estamos pudriendo. 

Él cambia el llanto por un espasmo olfativo. Se huele las manos, los brazos, los pies. Me huele las axilas y se desliza vencido hasta terminar en el suelo. Mi hermana abre la puerta. Yo me levanto y digo que me tengo que ir. Mi sobrino corre hacia su madre, es una lágrima que se acurruca en sus brazos.

Un cuento de Valentín Cacault

Arrastro los pies por la vereda. Qué conveniente es el otoño. La vida se deshoja y uno esconde la cabeza entre los hombros, como en una película de Woody Allen. Suena mi teléfono. Es un mensaje de mi hermana. Aunque está escrito con los codos, el sentido es bastante claro. Sos un hijo de puta te voy a matar. Emoticón de pistolita de agua. El escalofrío me trepa por la columna, un crescendo que toca vértebra a vértebra, trastabilla con una semi hernia lumbar y sigue hasta la base de la nuca. 

De todas las muertes que imaginé, ser asesinado por mi hermana no era una opción. ¿Ustedes imaginaron su muerte? ¿Sortearon los veintisiete años con miedo a que les cayera un piano encima, o que una sobredosis se les metiera por la nariz? ¿Sobrevivieron los veintisiete confirmando que no eran rockstars? ¿Por qué tenemos esa manía de hacernos los distraídos, de negar la única certeza que nos gobierna? 

Final del cuento

Hace tiempo, María, mi profesora de yoga, una mezcla de Yoda y la abuelita de Silvestre y Piolín, se enterró viva en una playa de México. Era el final de una ceremonia en la que había que transitar la propia muerte. María cavó su fosa en la arena y se recostó con los ojos vendados. Al principio, la angustia, la sensación de que los granos que llovían sobre el cuerpo pesaban una tonelada. Sentía las patas de los bichos caminando sobre ella, la diferencia de temperaturas, cada gota de humedad. Su corazón le golpeaba el pecho. De a poco, la respiración se fue aquietando. Los ruidos se alejaron y el peso que la oprimía se evaporó. Dejó de sentir las manos, los pies. Sus latidos se calibraron con los latidos de la tierra. El cuerpo desapareció, desgranándose en la arena. ¿Y si la muerte es tan simple como eso? ¿Volver al barro, disolvernos en la nada? ¿Qué sabe Víctor Sueiro que nosotros no? ¿Es la muerte un invento de la conciencia, una construcción social? 

últimos párrafos de Valentín Cacault

Guardo el teléfono y pateo una montaña de hojas. En cualquier momento llegará el  invierno, después la primavera, el verano, la vuelta a clases, y mi sobrino se va a olvidar, va a empezar fútbol, mi hermana se va a dar cuenta de que su hijo no es bueno para los deportes y lo va a anotar en cerámica, él va a entusiasmarse, dirá que quiere ser artista como el tío y el abuelo va a decir no, mejor ingeniero que siempre hacen falta, pero entre mi sobrino y los números hay una distancia insalvable, va a arrastrar esas materias toda la secundaria, después querrá hacer teatro, pintura, cualquier cosa que no implique corbatas, camisas manga tres cuartos, lentes culo de botella, y en un revés impulsivo, después de conocer a una fan del bisnieto de Spinetta, se va a anotar en el cbc de filosofía, va a entrar a la primera clase y el profesor, un pelado solemne y reflexivo, de barbas platónicas, preguntará: 

Para ustedes, queridos alumnos, ¿Qué es la muerte?

Para conocer más sobre el autor:

Poesía, cine y actualidad.

Compartir en:

POSTEOS RELACIONADOS