Poemas de Susana Lizzi

Poemas de Susana Lizzi

Poemas de Susana Lizzi

Breves comentarios biográficos

los poemas de Susana Lizzi Bertuzzi es una poeta de la ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos. Sin embargo, antes que poeta (o después o igual) es docente. Se dedicó a generar instancias y espacios de lectura en su ciudad. Desde allí es que trabajó incesantemente en la difusión y la construcción de espacios literarios. Tanto es así que se define como una gestora cultural sin recursos.

Sobre otros aspectos de su vida relevantes, debemos mencionar que es una acérrima militante y proteccionista. Su vida en el último tiempo se mueve entre dos pasiones: el amor a la literatura y el amor a los animales. Sobre esto último tienen que ver los poemas que les compartiremos a continuación.

Breves comentarios sobre su obra

Sobre su obra pueden decirse muchas cosas. En primera instancia, y porque aporta a la construcción de su perfil, es Diplomada en Ciencias Sociales con orientación en lectura y escritura (Flacso). Así como también tiene un postítulo en literatura Latinoamericana.

Publicó “La telaraña” (cuentos, 2001). El CFI publicó “Con la boca al rojo vivo” -cuentos y relatos de creencias y supersticiones-, declarado de Interés pedagógico por el C. Provincial de Educación. En 2010 se hizo acreedora al Premio Municipal de Poesía y el HCD publicó “Los dados de la noche”.

En entrevista con Radio Nacional Gualeguaychú expresó: “Mi poesía siempre aborda temas incómodos como el aborto y el abandono de los viejos. Revalorizo el don de escribir para que el lector reflexione”.

Con ustedes los poemas de Susana Lizzi

Selección de Espías Rusos

El poema es un viento irresistible

El poema es un viento imprescindible
un pasajero errante
que visita los nombres
los esquiva
les pone trampas.
El hombre es una presa
prescindible
un camino de gritos solitarios
una pira.
El poema es un río caudaloso
se desborda
trae los suspiros de los duendes
de druídicos mundos
el candor de la noche
la miserable suerte de los necios eternos.
Llega
y horada
su compungida entraña,
cautiva sus heridas para siempre
lo pone de rodillas ante el día y la hora.

El hombre encarcelado en su memoria
crece en hiel
se vacía
como el fermento de la uva en un cántaro de ausencia
se tritura
como un pétalo insomne
se corrompe (oigo
a los gusanos ejercerse)
desde el cimiento socavado de la infancia
desde el reverso de lo místico y lo pleno
desde la salvedad del universo.

La hoja de un cuaderno lo redime
allí está su nombre
debajo de un íntimo poema.

Escupe
Vida
la Muerte.

Es la hora
de volver cada cual a su lugar:
la mano va a la tumba
el poema morderá la palabra hasta volverse piedra.

Después de eso
toda la vida será una espera amarga,
el poema es inasible como el viento:
solo puede verse la huella que deja a su paso.

Despótico

cría ojos 
y te arrancarán los cuervos
pondrán tus huesos bajo la resolana

los pájaros, ya sabés, te traerán graznidos
revoloteo libre
inspiración y su punto de vista

¿te dejarán expuesta?

cría ojos
picotea tus cuervos
mandalos a volar lejuras y poemas
dejalos ser
como si fueran hijos.

Sombra

Estoy en contacto con mi sombra
sombra embrujada
mi sombra
mi otra
la desbarrancada por mi sed y mi hambre
la que trepa los árboles del sueño
y se despeja con temor al odio

Mi sombra es matriz con mis ojos en reversa
lugar donde no hay ternura ni dolor ni presagios
yo
soy una bestia asida al cuello de mi sombra
no quiero olvidar que soy materia refleja
y el sol me proyecta
Mi vida es un reloj de sol: la oscuridad me revela

Nuevos poemas de Susana Lizzi: Mi diosa gris

¿Somos antojos de alguien

Lara? 
¿La furia de quién nos creó tan distintas:
vos, cuatropatas y pelos, hermosa como una estrella
asomada a la lengua del agua con curiosidad?

Ese es el revés de nuestro reflejo
Lara. ¿Te das cuenta?
Estamos hechas desde otro lugar.

Tus orejas echadas hacen más leve tu hocico
y cada tanto me mirás
me mirás
como si me perdieras de vista
como si desaparecer fuera una posibilidad.
¿Acaso es una posibilidad, Lara?

Nunca supe qué humano te violentó

ni porqué corrías desesperada, 
un esqueleto de cristal
prolongando huida con ladridos,
aerodinamia del terror en mi vereda;
mi cuerpo se estiró para recibirte,
como a un pájaro agónico.

Desde entonces no hago otra cosa
que tratar de curarme de este oscuro arrastrarnos entre ignorar lo tuyo
e ignorar lo mío
pata contra pata
como un escarabajo regocijándose
de ser y estar
a pesar de su fragilidad.

No sé qué te convirtió en ese estropajo que vino a mí
pero hoy te veo libélula y entonces
deja de importar en qué estado llegué yo a este momento.
Ambas somos
maestras de la resiliencia, Lara.

Mirás la luna

-al menos eso creo-
Pienso que la ves,
yo
creo verla.

Me llega en redondez la luz hasta los ojos
se refleja en el río
se dispara
hecha poema.

Nunca podría seguir
sus rastros desiguales en el agua
los fragmentos de belleza y movimiento
balanceo gentil de ese tumulto blanco.

Vos, Lara, seguís viendo hacia arriba
después corrés
moviendo esa cola que habla
cuando estoy cerca.

A veces la gente no te quiere, Lara

¿Les resulta pesado querer? 
Vos pasás y una piedra te lastima en sangre.
Porque pasaste.
Porque justo vos
estabas por ahí
y tuviste que pasar
justo

la piedra,
Lara.

Y eso que la gente
toda
en un segundo dará el último suspiro
y vos
y yo
y la piedra.

Para conocer más sobre la autora:

Poesía, cine y actualidad.

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