
Poemas de Juan Fernando García
Breves comentarios biográficos
Antes de compartir los Poemas de Juan Fernando García, es necesario realizar un breve recorrido por su biografía y por su obra. En ese sentido, cabe destacar que nuestro autor publicó los libros de poesía La arenita (2000); Todo (2004); Ramos generales (2006); Morón (2014); Sobre el Carapachay (2017), Temporales (2018), Frente al bosque de pinos (2021) y Charo (2022).
Entre sus pasiones se encuentran la docencia y la gestión cultural: Docente del Taller de Poesía I en la Lic. en Artes de la Escritura, en la Universidad Nacional de las Artes. Entre 2020 y 2023 fue jurado y programador del Festival Poesía Ya. En 2022 y 2023 fue curador del Espacio de diversidad y cultura “Orgullo y prejuicio” de la Feria del Libro de Buenos Aires.
Entre sus amores poéticos y, por qué no, maestros silenciosos (muchas veces desde lejos amados y admirados con pasión) se encuentran Niní Bernardello y Francisco Madariaga. Juan Fernando García, por Espías que somos sabemos, tuvo mucho que ver con la difusión de la poeta patagónica.
Breves comentarios sobre su obra
En torno a su obra, con respecto a su modalidad de escritura, el autor, en una nota con Agencia Paco Urondo, sostiene: Cuando es un tema (refiriéndose al artefacto estético) como podría ser el paisaje o mi padre, esa serie es una potencialidad. Si me quedo un tiempo más, veo si podría avanzar en un libro. A la vez, algo de esto aparece también en su libro Frente al bosque de pinos.: “Todo poema se escribe en la ignorancia. Y si hay saber que eso no signifique nada”.
En relación con su libro Sobre el Carapachay, Laura Estrin sostiene: En la poesía de Juan Fernando García los poemas nacen escritos, los descubrimos al lado nuestro para siempre. Compuestos. Enteros, con clima o atmósfera delicada. No hay dificultad en su factura, no se la siente. El poeta no trabaja, se place en los aires de su cabeza: “Duele y pesa el tiempo aire que en esta calle nos mezcla” (Carapachay)
Su último libro, Charo, publicado por Patronus Ediciones, retoma, según Inés Busquéts, la tradición Bartheana: Juan Fernando García retoma la tradición del diario de duelo, como Roland Barthes, objetiviza la ruta de la pérdida y la convierte en poema. Logra observar la emoción, mirarla y darle palabras. Le gana a la inefabilidad de la muerte para entenderla y compartirla.
En esta selección, los espías rusos no se sintieron con la autoridad para sacar, desestimar, despreciar, o ignorar alguno de los poemas enviados por el autor. Así que, aprovecharemos al máximo esta posibilidad de las palabras. En el final de la entrada, encontrarán dos poemas inéditos del poeta y docente Juan Fernando García.
Selección de poemas
Para Niní Bernardello
Vuelve, estallido en el ojo
de la memoria, en sombra
sobre lo que no oscurece.
Vuelve, fulgor de febrero,
en ese instante
cuando la fugacidad
teje estela y bruma.
Vuelve el sol del atardecer
sobre el Lago Fagnano.
Y vuelve, nuestra charla
rumoreada en el camino.
Del libro Frente al bosque de pinos
Mayo
Japón en Colegiales
Si esta fuera una casa japonesa,
quizás no tendríamos más
que un cuarto que midiera tres tatamis.
La cama de dos plazas
que corona éste cada vez
más pequeño entonces no entraría.
En ella, las mañanas
y las noches se entregan
en bandejas de plástico madera
una melamina rayada que quemé
con la hornalla. Este otoño tiene
los colores que nos merecemos.
Y a veces, entre ese montón
de hojas de liquidambar en que Morón
se entretiene husmeando sucede
un instante de pura belleza,
un mero instante.
Todo poema se escribe en la ignorancia.
Y si hay saber que eso no signifique nada.
a partir de la lectura de Kyoto de Y. Kawabata y Una novela real de Miane Mizumura (2008/ 2019)
A veces, cuando encerrado
miro atentamente
la casa, los libros,
las sábanas arrugadas
desando un paisaje
familiar, amoroso
veo montañas en la ropa
y un cielo blanco
que ampara
tras los vidrios empañados
a una pareja
que hace años
sostiene cofradía.
Necochea
Abril 2013
1.
Arde la pampa entre cardales
–incendio en tus ojos
y tu mirada estalla.
Pinta una estela de grises y rosados
como nunca vimos en tamaña tela
y el rojo furioso
que anula o funde los naranjas
sangra, salva
esta tarde plomiza.
2.
Como la lluvia entretejida
a los pinos del bosque
algo vibra todavía
anudado
a un espíritu anhelante.
Pido paisaje
y vuelve infancia
y en su regreso:
una inefable transparencia
entre los grises del pasado.
3.
Estoy parado frente al bosque de pinos
como tantas y tantas veces en mi vida
-¿sienten lo fragante?-
El deseo escondido en la pinocha
es el tapiz de mi infancia.
Un poco más allá,
un poco más adentro
alguien murmura mi nombre.
fe de erratas: dicho poema, por una cuestión de formato, no respeta la forma maravillosa que, efectivamente, tiene el poema.
Álbum
Mira tres o cuatro fotos
cree reconocer un rostro
un gesto familiar
pero se equivoca: no es
ni su padre, ni su tío de ojos claros,
tampoco es la tía Rosa
la del batón oscuro.
Una fila de parientes lejanos,
sin guerras europeas
sin exilios forzados
sin más memoria
que la del campo pampeano
donde la anécdota se desvanece
en tantas muertes
tantas amarguras.
Por eso, ancla el mito
en un paisaje
y la quinta foto es reveladora:
¡Esto es Necochea! dice
una rambla, una ola
rompiendo el horizonte
unos ojos parecidos
a los de su padre.
Agosto 2014
Otros poemas sobre el Carapachay
Siempre hay recompensa
en lo que la naturaleza ofrece.
Disfrute y trascendencia
en el remo acompasando
estas aguas
y en la danza de los tres colibríes
que hacen la fiesta:
tan distintos entre ellos,
en su tamaño y en el plumaje
que bien podríamos ponerle
nombres familiares.
El más pequeño
se atreve con nosotros
y avanza, inspecciona.
Hoy es un día
de dicha y plenitud
para nosotros y para esta
pareja de colibríes
que lanzan al más pequeño
a cruzar el jardín.
Este es un territorio
de alegrías
de amorosas cadencias
junto al río.
Poema del libro Charo de juan Fernando García
El saco azul que heredé de Charo
resulta ideal para esta primavera.
Me lo pruebo por primera vez
de ese fin de diciembre en que recién muerto
mi madre desbordada, repartía las prendas.
Te queda pintado, me hubieras dicho.
Y sin dudarlo, decidirías que era para mí.
Pero no llegamos a esa transacción
que siempre hablaba de tu generosidad,
de tu desinterés por esas cosas nimias.
Luzco el blazer
con la clara intención de subrayar
su carácter. Tu saco azul, de dos botones
es una herencia razonable
para un trabajador portuario.
Cuando me resuelvo a tomar la calle
meto en el bolsillo la mano con la llave.
Un papelito con tu letra inconfundible:
la dirección exacta
de la fiesta de nuestro casamiento
para el que te habías comprado
este precioso saco.
2 poemas inéditos de Juan Fernando García
Aguaribay o gualeguay
para Mora Gutiérrez Nachon
Caés aguaribay
sobre la costa cierta
y sobre la siesta amable
de la sierra, te aparecés
en sueños de vacaciones
o de un domingo
en un campo que aletarga
los regresos.
Selva enuncia su otro
nombre entrerriano,
gualeguay
apenas florecido: ¿es
de otra estirpe
que lo engalana en oros?
¿es más rosado aquel
de los caminos perfumados
con la pimienta engarzada
en el aire trasserrano?
Con Mora recogíamos
aquel fin de año
algunas joyas
que recreábamos
en bisutería que más tarde
se convertiría en puesto
de la feria y más tarde
producciones de moda
y aún más luego
olvidada tarea.
Porque en el devenir
de la tarde, aún perseveraba
el perfume entre los dedos
y apenas distinguíamos
aros pulseras y colgantes
de ramitas secas quebradizas.
En el vínculo forjado
con les niñes
hay un espacio
que se recorta siempre:
un proyecto conjunto
para que no prospere
pero que nos vuelva íntimos,
seguros del amor de tiessobrines
que se engalan con pimientas rosa
y repetir cantando
aguaribay aguaribay
de las canciones inventadas
en cada veraneo
gualeguay gualeguay
de todos los eneros!
Año Nuevo
Esta vez no esperamos
que dieran las 12.
No miramos con ansiosa
intermitencia
los minutos
que nos sacarían
de este año incierto.
Llegó la hora
de pronto
¡son las 00!
y ahí nos abrazamos
chocamos por undécima vez
las copas transpiradas.
Subimos a la terraza
y vimos Almagro
iluminado
de cientos de fuegos
que estallaban.
Desde un ángulo
privilegio la escena:
una familia elegida
por sobre la sangre
licuada en la pelea.
Y nos veo reír, brindar
por los deseos
de un año venturoso,
mientras la política nos exige
alertas del mañana.
Por eso brindamos
y por las palabras,
que no falten
en las bocas y entre las copas
que se van chocando,
dieron las 2 de la mañana
y hora de empezar el baile:
la hermandad del post 40
que reclama ritmo,
amigos de la vida.
Estoy solo ahora,
son las 6 de la mañana.
Miro a Fabián
durmiendo a mi lado
miro las fotos que sacamos
del flash enceguecidos
y vuelvo a reír y brindar
con aquellos que la vida
ha fundido en amor verdadero.
En esta foto la luna,
enorme, que llega con el fin
del primer día del año.
Para conocer más sobre Juan Fernando García:
Nació en Necochea, en 1969. Publicó los libros de poesía La arenita (2000); Todo (2004); Ramos generales (2006); Morón (2014); Sobre el Carapachay (2017), Temporales (2018), Frente al bosque de pinos (2021), Charo (2022). Compiló Sobre el renglón de la pampa. 7 poetas bonaerenses (2025). Editor de Muchos Libros Felices junto a Fabián Muggeri. Docente del Taller de Poesía I en la Lic. en Artes de la Escritura, UNA (Universidad Nacional de las Artes). Gestor cultural. Entre 2020 y 2023 participó de la organización de diversas actividades del área de literatura del Centro Cultural Kirchner, jurado y programador del Festival Poesía Ya. En 2022 y 2023 fue curador del Espacio de diversidad y cultura “Orgullo y prejuicio” de la Feria del Libro de Buenos Aires.
Compartimos, además, una entrevista que le realizó Inés Busquets para la Agencia Paco Urondo
Poesía, cine y actualidad.