Poemas de Francisco Bovio

Francisco Bovio

Poemas de Francisco Bovio

Convocatoria Sub- 30

En esta nueva entrega de Espías Rusos, queremos contarles a nuestros apasionados lectores que están a punto de leer a uno de los poetas seleccionados en la convocatoria Sub 30 de Espías Rusos. Como ya les hemos mencionado, a lo largo de este tiempo iremos publicando a cada uno de los seleccionados a quienes queremos agradecerles por su maravilloso trabajo.

Breves comentarios sobre su vida y obra

Antes de compartirles los poemas de Francisco Bovio, vamos a hacer un repaso por los aspectos fundamentales de su biografía. En primera instancia, es preciso saber que nació en el año 1996 en Buenos Aires. Nos encantaría confirmar que llegó a la literatura por casualidad, o en su más tierna infancia, sin embargo no tenemos esa información. Lo que sí sabemos, desde este medio, es que es Licenciado en Artes de la Escritura por la Universidad Nacional de las Artes.

Lo que mencionamos anteriormente, da cuenta de una relación de absoluta pasión entre Francisco y su escritura (algo que se deja ver en sus textos). El autor recibió distinciones más importantes que ser publicado en nuestra revista digital, y el hecho de participar de esta convocatoria, de todos modos, dice mucho sobre él.

Finalmente, yendo a esas distinciones, se debe saber que Bovio guía los talleres “Cuerpo y Escritura” I y II desde 2021. En 2022, ganó el tercer premio en el concurso nacional de crónicas de ICANA. En 2023 fue convocado para participar en la clínica de Laura Wittner en Biblioteca Casa de la Lectura y la Escritura. Recientemente la Revista Variantes, de la Universidad de Yale, publicó un poema suyo para una primera edición.

Con ustedes, los poemas de Francisco Bovio

Argiope Argentata

I
De la cruz
bajaste
suave tu tela
fina color lino y primavera,
te estirabas como si tu cuerpo
no tuviera inicio
ni telón
de fondo.

II
Tus patas escarbadientes
de marfil agujas
finas para zurcir tu boca
en el cuerpo de otros
no se molestan si
caen en vos,
tus patas bigotes de ángeles nunca
afeitados brillantes
gruesos peludos
prístinos tus
patas rayos
partían al mediodía
dividen como vos
a tu comida,
tus patas ramas
de la floresta lianas
hilan desde la cruz
a mi piel violeta
tus patas facciones huesudas
tus pararrayos
tus patas ocho blancas
marrones caricia insectaria
intacta estás
colgada, tus patas
agujas negras del reloj
ya no avanzan.

III
Tu espalda escudo guerrero
tu antena pigmento leche
lomo con sensibilidad UV
atrae moscas arañas mosquitos
pulgas grillos sapos y a este
humano que ahora llora
tu partida.

Atraes para comer y terminan
enamorándose de vos:
tu corteza
crunch tu isla de creta
arriba de la cabeza corta
ilusiona ver ojos una cara
expectante en tu escudo
tu espalda vientre corazón antena
tanto blanco se convierte
en violeta.

IV
Tus ojos dos tragaluces
chupan de lo hondo
de lo negro la luz la tenías
vos una estrella
de mármol de liendres
tus ojos hormigas
negras ojos dos más dos
por dos
tus ojos una lengua
una laguna
de noche con luciérnagas
que bailan y rozan sus aguas,

tus ojos botones que se urden
al pecho de este hombre
y lo dejan colgado
de los pliegues,
tus ojos
violetas un sueño
un espejo negro
de aura telaraña.

V
Tu piel muerta cáscara
de nuez partida la que
pariste desde adentro
un hijo de vos misma
otro cuerpo te estirás
como acróbata
te vi hacías
hacia atrás
te envolviste en no sé
qué pliegue inmenso
de la sombra mosquitera

tu cuerpo se abrió
de mano a estrella
de luz blanca a pura
más tuya violeta
horadaste por horas,
descompuesta la carne
soltaste y cayeron
las prendas viejas
tu cáscara podrida
ahora sos la ídola.

VI
Tu red infrarroja
tela pegajosa
donde se acuestan a dormir
eternos los bichos,
quisiera reposar ahí
que me sobes de un trago
con fuerza es nuestro
orgullo tus caricias manos
peludas que vacían de jugos
flujos tensiones.
Tu tela tanza violeta
enhebrás puntadas
para que caigamos
en tu abrazo pegatina
con presas amigas,
tu tela danza violeta
red fuerza metálica
materia hilada es prueba
de lo fácil que puede ser
espiralarse
por siempre
a tu geometría.

VII
Tu cruz
estela de seda
desde las glándulas de
tu corazón es lo único
que queda
de vos.
Marcabas con la equis
a cuatro lados equidistantes
la fuerza de tu cuerpo
imponías tus partes
flotaban arriba
sobre ella
y nosotros,
ahora:
¿dónde estás?

VIII
Reina del zócalo del mosquitero
todos los días te abría
la puerta vos corrías
tus muertos tus patas
me saludabas con silencio
en postura estática,
a veces
acariciaba con el dedo
tu red para que llegue
mi vibración,
quería decir:
que tengas
buen día de caza
y contemplación.

Eras mi amiga,
desperté y lo supe,
te habrá llevado un pájaro
una rana otro bicho un ojotazo,
ya no estás y que sea así es
terrible, ahora no hay
compañera de jardín
de mañanas
de bienvenidas,
ojalá donde estés sigas tejiendo
lo desparejo zurzas lo
opuesto, gracias
pasaste por acá
me siento horadado.

Ahora en los ojos
de otras busco
reflejarme de nuevo
en tus pozos hondos
y negros que no
tienen inicio
ni telón
de fondo.

Para conocer más sobre el autor:

Aquí se puede observar uno de los proyectos en los que participó Francisco Bovio:

Poesía, cine y actualidad.

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