Poemas inéditos
Ocurre algo mágico cuando corro:
Al llegar a los seis kilómetros
el cuerpo se destraba y
de alguna manera
de ahí en adelante
todo parece más fácil
Quizás no es magia
tan sólo aumento de endorfinas
serotonina, dopamina y
oxitocina. Lo que digan
pero el momento es mágico
Quizás por eso pienso que:
si no corrés conmigo
no intentes pararme
estoy en otra
La sensación que da la prestancia
del braceo al correr es notable
pareciera que alguien te lleva
Te puedo extrañar
pero si es más fuerte
la necesidad
del reparo
no esperes a que el frío amaine
Hay algunas cosas que escribo
que no merecen la menor importancia
Sí la muerte
y ver lo que queda
****
A veces, la ciudad
se traga a las personas
en las esquinas
Cuando voy llegando
ni por jugar siquiera
mi perro tiene
a quien ladrarle
Hace unos días
por quedarme
nomás
ahí, un ratito
sentí las sombras
que el viento movía
****
Un pajarito se posa en mi mano
imagino
al ver un gorrión
saltar de una rama a otra
como pisando las cuerdas
de una guitarra
Mis huesos hincan el piso duro
mientras miro sentado
el corto vuelo. El canto
es un piar, el engranaje
de un reloj al mediodía
Sobre mi rodilla descansa una mano
sostiene un libro que ya no leo
El pico del ave sostiene una hoja
sobre un gajo el cuerpo aletea
Llevamos ahora, en pleno vuelo
nuestras lecturas al nido
donde el amor señala
con un dedo
al vernos llegar
****
En las mañanas
los perros de la cuadra ladran
cuando el chaperio flojo
retumba en los huecos
de sus casas
Es temprano y voy vacío
Mi cumpa está acostumbrado
no se trenza en provocaciones
Su perseverancia se parece a la mía
vamos con el cielo en la mirada
como una yunta de bueyes
tirando en el barro
****
En esta ciudad planificada
el agua de las lluvias
va a parar al canal
y después al arroyo
En esos días
empujo en subida
contra corriente
y el agua
que parece lavarme los pies
baja con su deseo cristalino
que nada tiene que ver
con la culpa que arrastra
Como en un río
el cauce no tiene culpas
Y entonces
sé que recibiré menos,
que nadie saldrá a su puerta
para negar con la cabeza
Hay días que escampa
a la hora de volver
y hay días
en que el agua caída del cielo
me hace parte:
bajamos juntos
hacia el canal
****
Hoy me quedé en casa
levanté -un poco más-
la pared del fondo
revoqué del lado del sur
porque que las lluvias
Pero primero, en una petiza
me senté junto al umbral
a mirar cómo el claro
se derrama sobre el chaperío
Hay días en que imagino a la gente dormir
y que soy el primer sonido del día que entra
en sus vidas
****
Llueve y mucho se alimenta
de este clima, animales
rumiantes que frenan
el mundo
mirando
lejos
Seguramente, en este momento
tus ojos surfean el borde de una frazada
no quieren romper ningún tipo de ecosistema
Leo en voz alta para no sentirme solo
las perras me miran con cierta lástima
se vuelven sobre sí, una y otra vez,
en el colchón, enroscándose
como en la búsqueda de un hilo, su comienzo
o su final
La luz de la pantalla
es lo único que me ilumina
ahora, la claridad
que entra por las ventanas
es como el vapor de invierno
que escapa de las bocas
o la oscuridad
Afuera hay gente pensando en la muerte
o en algún tipo de novedad
Ellas levantan sus hocicos
señalan un reloj en el aire
Siento los pies fríos
debajo de una mesa
desordenada
arriba, de un mundo impalpable
como de azúcar, como de cielo
y nido
****
Cuando era chiquito
me gustaba una chica
que hoy estaría lejos de
gustarme
Y así con muchas cosas
El paso del tiempo
llevó entre sus cerdas
pelechos, vestigios
internos, ingratos
y tercos, pacatos
y rectos, sacros
y secos, gusanos
cayendo, parral
de domingos
y asuetos
ésos
sí eran buenos
La sangre se imanta
seguimos enteros
A este paso
no lo frena el viento:
Me gustan tanto esas casitas de campo
al costado de las rutas
esas
a puro foquitos en las noches
Me llevaría a vivir
bajo esos árboles
Domingos grises tristes
casi un trabalenguas
para decir llorando
Qué trabajo noble es ser perro
Tenemos tantas fotos
El viento siempre sopla a favor
Yo pensaba que en toda caravana
que salía de la iglesia
se tocaba bocina
Existe la posibilidad en la que vos
y yo nos damos con todo
y quedamos vacíos
Hay un párpado que me baila lambada
Uno a estas horas hace
lo que puede y
a estas alturas también
Un beso que reinicie
a nivel celular
Y podría seguir toda la noche
o el día
según dónde estés
Lo cierto es que
a la chica que me gusta
le gusta la poesía
pero yo
no soy la poesía
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Diego Planisich es poeta, escritor y periodista. Coordina talleres y clínicas de poesía en espacios públicos y privados. Publicó Arrullo (Corteza ediciones, 2014), Dos luces de frente (Editorial Palabrava, 2019) y Grayskull (Corteza ediciones, 2019). A mediados de 2014 formó, junto a poetas de Santa Fe y Santo Tomé, el grupo de poesía La Chochan . Trabaja en periodismo narrativo y radio. Dirige la editorial de poesía Hacha de Río y co-coordina el ciclo de poesía La Mecha.
Para conocer más sobre el autor:
Poesía, cine y actualidad.